El blindaje de Rajoy y la teoría de resistencia de los materiales
La resistencia de materiales es una disciplina de la ingeniería mecánica que estudia las reacciones frente a esfuerzos y fuerzas aplicadas hasta romperse, adquirir deformaciones permanentes o deteriorarse de algún modo. Se determina el punto crítico de cada material donde se rompe o se deforma. Los blindajes ponen a prueba la capacidad de rechazar explosiones o perforaciones hacia el interior del habitáculo que deben proteger.
El nivel de resistencia a perforaciones en el partido del Gobierno y en su presidente, promovidas por la corrupción, está siendo estudiada con detenimiento en las más prestigiosas universidades y laboratorios. Hay apuestas sobre cual será la detonación que traspase ese blindaje y promueva la implosión del partido.
Hay un fenómeno político resultante de lo anterior que también causa asombro. A pesar de haber perdido un tercio de sus electores en los últimos comicios, los electores del Partido Popular no abandonan esta opción y parecen dispuestos a aceptar cada nuevo escándalo que se conoce. Una fidelidad frente a la corrupción cuyo suelo no se conoce. Podría decirse que esa adscripción incondicional al PP es de naturaleza genética.
Mariano Rajoy está poniendo a prueba el blindaje del Gobierno y del PP. Con una interpretación muy particular de la Constitución, se permite el lujo de exonerarse de la labor de control del Congreso. No responde ante nadie ni tiene obligación de acudir al Parlamento para dar ninguna explicación.
He tratado de sacar la cuenta de las actuaciones policiales y judiciales contra miembros del PP desde la celebración de las elecciones del 20-D. He desistido porque son demasiados y además no tengo claro que en el tiempo transcurrido desde que termine de escribir este artículo y su publicación no se produzcan nuevas detenciones.
Llueve en Madrid, Chueca está medio anestesiada, sin permitir prospecciones de opinión. Además, creo que la sociedad se está acostumbrando a que la corrupción sea noticia cotidiana. Empieza a asentarse la creencia de que la corrupción es solo cuestión de oportunidad. Sería más fácil contabilizar a quienes habiendo tenido ocasión de apropiarse de recursos públicos no lo han hecho. Ser honrado cuando no se ha tenido la oportunidad de dejar de serlo no tiene mérito.
He intentado promover apuestas a futuro sobre los episodios de corrupción que nos quedan por descubrir hasta las próximas elecciones. No he tenido éxito. Prefieren apostar a los resultados del fútbol que proliferan en casas de apuestas anunciadas en televisión.
Rajoy no va a tirar la toalla. El hieratismo con que actúa le refuerza el blindaje frente a la opinión pública. No sabemos si lee las noticias sobre la dimisión del ministro Soria o la detención del alcalde de Granada. Pero el hecho que demuestra que ni siente ni padece tiene que tener un punto de inflexión que vendrá determinado necesariamente desde el interior del Partido. Y mientras las encuestas sigan demostrando que los votantes del PP seguirán haciéndolo, a pesar de estar liderado por Mariano Rajoy, desde el interior del partido no se exigirá su relevo.
El PP tiene a su favor el hartazgo de los ciudadanos de toda la clase política en su conjunto. Crecerá la abstención y paradójicamente se cebará menos en el universo de votantes del PP.
El viernes, en la rueda de prensa del Consejo de Ministros, Soraya Sáez de Santamaría y Cristóbal Montoro enterraron al ministro Soria sin honores militares, como a un traidor individual. No se dan cuenta de la pandemia que sufre su partido. Pasaron página sin que nadie de explicaciones del comportamiento del cesado, dimitido o neutralizado.
No encuentro ningún país democrático con un gobierno tan bien blindado contra la corrupción. La cadencia, cantidad y cualidad de nuestros corruptos solo tiene parangón en dictaduras o estados fallidos donde la opinión pública no tiene canales para que se conozcan esos dislates.
No me quiero imaginar que las próximas e inevitables elecciones nos devuelvan a un escenario de interinidad como el que hemos padecido. Si este Gobierno sigue muchos meses en funciones y su blindaje sigue resistiendo nuevos episodios de corrupción, habrá que patentar el producto que protege la indignidad con la que este partido, y en especial su presidente, consiguen salir indemnes de unos espectáculos como los que nos ocupan.