El banco: ¿un enemigo íntimo?

Los bancos se han convertido en la mayor parte de los casos en entes financieras sin alma que se especializan en realizar transacciones económicas

No se de quién era la frase: “ni contigo ni sin ti tienen los males remedio”, si pertenece a un profundo escrito o es parte de un soneto, pero en cualquier caso define muchas situaciones que padecemos en nuestra vida. 

La vida empresarial es la que realmente nos interesa en este espacio, sin embargo yo siempre he creído que nuestras empresas son el reflejo de nuestra sociedad, ya que las organizaciones empresariales están soportadas por personas y son estas el mayor activo de una organización empresarial. 

El banco es un actor de capital importancia para el desarrollo empresarial

En torno a las empresas aparecen una serie de actores que también colaboran al desarrollo de la misma y que en muchos casos se asemejan más que necesarios, imprescindibles. Uno de estos actores -y de capital importancia para el desarrollo empresarial- son los bancos. 

Remontándonos no muchos años atrás, quizá antes de la debacle bancaria que comenzó en 2008 con la catastrófica quiebra de Lehman Brothers de la que se recientemente se han cumplido diez años, si le preguntabas sobre su futuro a un joven estudiante de bachillerato o ya universitario, la mayoría te contestaría que en primer lugar querría ser funcionario, o bien trabajar en una gran empresa que prácticamente al fin y a la postre sería  lo mismo; o en el menos malo de los casos le gustaría trabajar en un banco. 

Actualmente los bancos valoran el riesgo mediante una computadora, sin escuchar al cliente

Con el paso de los años y aderezado por las crisis habidas y por haber, los bancos en general se han convertido en la mayor parte de los casos en entes financieras sin alma que se especializan en realizar transacciones económicas entre más o menos desconocidos y donde la asignación de cualquier tipo de operación que entrañe el más mínimo riesgo la realiza una computadora, seguramente atendiendo únicamente a datos de solvencia. 

Evidentemente entiendo que la materia prima que manejan los bancos para fabricar sus productos financieros es muy golosa y que tienen que poner muchas barreras de seguridad a la hora de prestar, sino la historia de los mismos serían más bien cortas. Esto no es más que un claro efecto de la condición humana. 

Pero no siempre ha sido así, desde una perspectiva de más de 30 años dedicado a la empresa he de reconocer que en los comienzos de mi emprendimiento si había bancos que apostaban por la actividad empresarial incipiente y que en muchos casos el banco a través de sus interlocutores bancarios entendían la actividad empresarial y conocían la idiosincrasia de cada una de ellas. 

Una banca más humana

Los directores de agencia eran personas con capacidad y la calidad humana suficiente para empatizar y vivir con sus clientes el día a día de su actividad mercantil, lo que les daba una posición y un conocimiento privilegiado de sus clientes, llegando en muchos casos al compromiso personal. 

Como es lógico yo no soy banquero pero sí estoy, utilizando un término hostelero, ‘del otro lado de barra’.

Este lugar me permite valorar el pasado y el presente, y también añorar a aquel director de un banco gallego cuyo nombre no viene al caso que me ayudó a desarrollar mi empresa, entendiendo y comprendiendo mi negocio, asumiendo riesgos controlados y aportando soluciones más allá de las que asigna un frío ordenador conectado a un más frío CPD que no sabe nada de la realidad humana que hay detrás de un proyecto empresarial.