El bacalao, en la pescadería de siempre

En Europa se van a seguir aplicando las mismas políticas que se han venido aplicando hasta ahora. Quizás, como sucede en Alemania, los grandes bloques conservador y progresista necesiten más acuerdos y éstos últimos, los socialdemócratas, fuercen matices para suavizar los efectos de ciertas medidas neoliberales o logren introducir medidas ajenas al imperante paradigma de la austeridad y el control del déficit público a cualquier precio.

Esto es lo que se dirimía el domingo y ese es el resultado. Populismos, radicalismos y formaciones minoritarias van a ocupar un 20% del Parlamento europeo, pero el otro 80% seguirá controlado por eso que se ha dado en llamar fuerzas sistémicas. Si habíamos quedado en calibrar nuestro voto porque en Europa se toman decisiones trascendentales para nuestro día a día –como bien se percibe ahora con la crisis– pues convengamos en que el resultado de las elecciones da para muchos e interesantes análisis, y puede que hasta genere algún cambio de calado, pero lo que es el bacalao, se va a seguir cortando de la misma forma, por los mismos y en las mismas pescaderías.

La lectura española del resultado devuelve un retrato propio de una consulta electoral en plena crisis económica y social: castigo a los dirigentes políticos (PP, PSOE) por las políticas que deciden y/o aplican y por las consecuencias de su acción o inacción. El arco político se fragmenta (sobre todo por la izquierda), los populismos crecen peligrosamente y surgen formaciones, con mayor o menor proyección futura, ya se verá, que recogen el cabreo generalizado. Un elevadísimo nivel de abstención y nada menos que una pérdida de cinco millones de votos para las dos grandes formaciones mayoritarias y con vocación de gobierno.

La cámara de Estrasburgo va a estar más animada. Los acuerdos van a ser más difíciles (un 70% de las decisiones suelen ser consensuadas entre los grandes). Pero mandar, mandar, lo que se dice mandar, de momento, los mismos, posiblemente confiados en que la recuperación económica devuelva las aguas a su estancado cauce habitual.