El ‘auctoritas’ en tecnología o el triunfo de la mediocridad
Con la aparición de conceptos como la transformación digital hemos visto desfilar falsos mesías profesionales generando directrices sobre la tecnología
Hay un refrán en mi tierra que reza lo siguiente: ‘o falar non ten cancelas’. La traducción al español podría ser algo así como ‘el hablar no tiene puertas’. Seguramente el sentimiento que nos transmite la frase refiere al estado de incontinencia verbal de algunas personas cuando, independientemente de su conocimiento sobre un tema en cuestión, no pueden reprimir el hecho de entrar al trapo e incluso aventurarse en senderos desconocidos.
En el mundo en que hoy vivimos abunda una especie de personas que se dedican a decirle a los demás lo que tienen o deben hacer en estas o aquellas cosas, tanto en el ámbito personal como profesional. Es una época donde proliferan los consultores, coachers, influencers y otras figuras en este nuestro ecosistema vital.
La capacidad de dar consejos o transmitir experiencias se produce a fuego lento
Es cierto que desde el comienzo de los tiempos existen personas que aprovechando sus conocimientos y experiencias después de largos años ejerciendo una actividad, después de acertar y sobre todo de equivocarse un montón de veces, han sido capaces de aprender y conseguir un nivel importante de conocimientos que luego podrían ser transmitidos por útiles a otras personas de la tribu.
En la actualidad, y quizá por la vorágine del día a día y dada la rapidez en la que se producen los acontecimientos y el flujo de información, estos personajes cocinados a fuego rápido que dan consejos no dejan de ser un auténtico bluf y el fiel reflejo de la mediocridad.
La capacidad de dar consejos o transmitir experiencias se produce a fuego lento y a baja temperatura, donde la empírica y la pasión por lo que haces son los ingredientes fundamentales.
El auctoritas se gana aplicando los conocimientos adquiridos a la resolución de problemas
El auctoritas necesario para sugerir y aconsejar no se aprende en las universidades al uso ni en las escuelas de negocios, y mucho menos haciendo doctorados y masters sobre cuestiones que a nadie le importa. El auctoritas se gana aplicando los conocimientos adquiridos a la resolución de problemas en beneficio de nuestra humana sociedad.
Todos conocemos personas que lejos de haber estudiado una carrera universitaria, luego han estudiado otra y otra más; y cuya vida finalmente se resume en que fueron unos grandes estudiantes, pero nada más.
‘Consejos vendo que para mí no tengo’
Pues en el mundo tecnológico no iba a ser menos y en los últimos años, con la aparición de conceptos como la transformación digital o la industria 4.0, hemos visto desfilar falsos mesías profesionales del consejo generando directrices sobre la implantación de tecnología.
Consejos vendo que para mí no tengo, sería otra frase muy adecuada que podría definir a este tipo de personajes. Rompo una lanza por los investigadores de verdad, los ingenieros y profesionales, empresarios y todos los implicados en el mundo tecnológico que aportan valor y experiencia para convertir a las empresas en entes más competitivos.
Pero también denuncio a los que no disponen del auctoritas ganado a pulso para decirle a los demás lo que tienen que hacer, con el único propósito de ganar dinero fácil aunque lo que hagan no sirva para casi nada.