El asesino de pymes

Es uno de los datos más interesantes de los últimos meses en España: con un menor crecimiento se ha generado empleo. No entraremos aquí en el tipo de empleo que se está generando, sino en el concepto cambiante del mismo. Siempre se había hablado que en España era imposible generar empleo sin un crecimiento del PIB significativo. Esta realidad parece esta cambiando lentamente.

Para estudiar este mercado siempre debemos asociar generación de empleo con su flexibilidad (entrada y salida). Los mercados más flexibles han sido los que han tenido una recuperación mayor. Por eso, apostamos por ahondar aún más en los cambios en materia de empleo en los próximos meses. La sanidad y la educación deben ser la gran prioridad de un gobierno, pero nunca el mantenimiento de un sistema rígido de contratación. Debemos garantizar una sanidad y una educación universal. Pero, para ello, debemos flexibilizar el mercado al máximo, para que las empresas y trabajadores puedan mantener un ritmo de crecimiento.

¿Tiene sentido que algunas empresas –la mayoría pymes– no puedan despedir con total libertad en momentos de crisis? ¿Cuántas empresas se han visto abocadas al concurso por no tener recursos para asumir el despido de trabajadores? Para muchos, el empleo es una obligación del empresario y se equivocan. El empleo es cada vez más una obligación del trabajador: invierte su tiempo y sus recursos al mejor postor. Trabajos poco cualificados tendrán remuneraciones poco atractivas. Mantener una estructura rígida del mercado favorece a los más débiles, y los más débiles no mueven una economía. Duro pero real.

A los más débiles hay que garantizarles unos mínimos pero nunca a cambio de sacrificar un mercado laboral. Ese error, propio del proteccionismo colonial de siglos pasados puede ser la gran rémora de este Gobierno. Si ahora no se ponen las bases para un nuevo mercado laboral nunca se harán. Y un nuevo mercado laboral significa ganar en flexibilidad al máximo, reducir las cotizaciones al mínimo, facilitar la contratación de forma permanente y establecer un máximo de garantías a todos los ciudadanos. Sanidad y educación universal sí, pero en empleo hay que apostar por la calidad.

A estas alturas de mi vida, soy de los que les encanta escuchar historias. En estos años he oído muchas y tristes de autónomos o pymes que lo han perdido todo. Por otro lado, muchas de trabajadores que han tardado tiempo en recuperar lo perdido. Una diferencia conceptual importante. “Todo nunca es tiempo tarde”. No seré yo el que replique aquella dicha tan usual de “bueno los primeros meses del paro descansaré y luego ya buscaré trabajo”. Muchos pequeños empresarios no han tenido tiempo para descansar, y a ellos, el auténtico motor del país, les debemos enseñas que el país ha aprendido.

Este país, recuerden más allá del 150 en el ranking de países del mundo por facilidades para crear una empresa, es en realidad un asesino de pymes, y por lo tanto de ideas. Un asesino del propio sistema –con activos colaboradores TGSS, AEAT, grandes empresas e instituciones– que están sobre protegidas, mientras se extermina a los otros. Que nadie dude de que es más fácil, más cómodo, y hasta para muchos más inteligente vivir sin problema bajo la garantía de una nómina que lanzarse a la aventura de crear algo diferente.

Y eso será un problema en estos momentos de nuevo crecimiento. No es la primera historia que escucho de “va a emprender su padre, porque yo nunca más contrataré a nadie”. Es triste, es real. Muchos de los que ayudaron a poner este país en un lugar privilegiado no harán ningún esfuerzo por volverlo a hacer. Realmente la mayoría han sido postergados a las cuevas del olvido. Cuevas de donde no saldrán. O, peor aún, no les dejaran salir por su pasado. Ya saben además que decir en este país que te ha ido mal o has hecho concurso es una vergüenza pública. Aquí ya no ejecuta el sistema sino la propia población

Además como somos así de snobs, seguro que los “políticamente correctos” y “los quedabien” llenaran estas mínimas reflexiones de críticas. Les conmino a ellos a que en vez de criticar dejen su empleo remunerado y se lancen a crear empresas. Alguien deberá hacerlo.

Yo recomiendo a todos aquellos que han perdido todo lo suyo estos años para apostar por este país que se sienten tranquilamente y recuerden que una vez es voluntad, dos es tontería. Ya decimos, un país que asesina pymes en convivencia con las instituciones y el halago de los “quedabien” no merece muchos avances. Y, la verdad, tampoco muchas explicaciones.