El ascenso al poder en España
La concesión de los indultos podría suponer el final de Pedro Sánchez o el inicio de inicio de un segundo mandato dependiendo de como avance la mesa de diálogo
La concesión de los indultos del gobierno español a los políticos independentistas presos ha vuelto a radicalizar la vida política en España. Para algunos expertos políticos la concesión de los indultos es el punto y final del gobierno de Pedro Sánchez como alternativa política para las próximas elecciones generales; para otros, puede llegar a serlo en función de cómo avance la mesa de diálogo con el gobierno de la Generalitat.
Una de las singularidades políticas de España es que cada cambio de gobierno es consecuencia de actuar ante un hecho político extremo e imprevisto. El golpe de estado del 23 de febrero de 1981 abrió las puertas a la victoria política del PSOE; José María Aznar logró ganar a Felipe González en 1996 como consecuencia de la corrupción y de los GAL.
Rodríguez Zapatero logró su victoria sobre Rajoy tras los atentados de Atocha; luego, tras negar la crisis económica de 2006, Zapatero perdió el poder que pasó a manos de Mariano Rajoy; a su vez, Pedro Sánchez logró el poder tras una moción de censura centrada en buena parte en la corrupción del PP.
La estable secuencia establece que el final político de Pedro Sánchez no será tanto el resultado de una mala gestión política del día a día sino, una vez más, será consecuencia la inestabilidad política derivada de un acontecimiento determinante. Desde la derecha española se observa un punto de inflexión que puede darles el gobierno de la nación, tras la concesión de los indultos a los políticos independentistas presos.
Consideran la victoria mediática de Pedro Sánchez en Cataluña como un error político en toda España. Los datos de las encuestas anteriores a los indultos ya mostraban un cambio de tendencia a favor del PP. Tras los indultos otorgados por el gobierno de Pedro Sánchez, todo parece señalar que esta tendencia en favor del PP irá creciendo.
En Alemania, llegar al poder es resultado de una mala gestión continuada de gobierno. En España, en cambio, el gobierno pierde el poder porque ha hecho una mala gestión concreta. Si bien la causa del cambio político puede ser producto de la corrupción, del terrorismo, del encaje territorial o de la negación de la realidad, siempre es el presidente del gobierno en primera persona quien ha hecho algo mal.
Poco importa si su política de vivienda es mejor o peor o si la ley de educación es buena o mala; lo que arrastrará su caída será un acontecimiento político que incidirá en una crisis del modelo de estado. La derecha española advierte que el acontecimiento que hará caer a Pedro Sánchez será haber abrazado al independentismo, poniendo en riesgo la unidad de España.
Esta aspiración del PP puede verse ampliamente comprometida si en los próximos meses la mesa de negociación certifica que el independentismo acepta una negociación centrada solo en aspectos como la financiación, las competencias o la mejora de las infraestructuras, evitando así que se dé ese punto de inflexión que espera la derecha.