El año nuevo de Rajoy

Encauzar toda la acción de Gobierno hacia la resolución de una crisis económica acaba haciéndose imposible porque la política abunda en esa cosa tan fea que son los imprevistos. En el horizonte económico, el Gobierno del presidente Mariano Rajoy ha dado pasos positivos pero todavía no puede ralentizar las reformas económicas y más que nunca precisa de una transformación administrativa de mucha profundidad.

Evidentemente, afrontar la crisis económica ha obligado a la improvisación, algo por lo demás en común con todos los socios europeos y con la propia regencia de la eurozona. Finalmente, la mayor parte de los indicadores económicos de riesgo han dejado de parpadear en rojo siendo el paro la pesadumbre que es.

La ley Wert y la nueva propuesta legislativa sobre el aborto comparten, siendo cosas distintas, los rasgos de error en timing y percepción social. La ley Wert nace muerta y el nuevo proyecto sobre el aborto genera disensiones en el Partido Popular. De alguna manera, trasluce una cierta disfunción estructural del PP como organización, más que como grupo parlamentario.

Sobresalen la carencia de coordinación y la urgencia tan imperativa de trasladar mejor los mensajes a la sociedad –algo también aplicable al Gobierno–. Falta tanto al Gobierno como al partido capacidad de “presentación”, un inconveniente agravado por los episodios de corrupción y una inestabilidad mediática que se lleva hacia la derecha lo que quizás estuviese mejor ubicado en el centro.

En el año nuevo de Rajoy la carpeta top priority trata de la voluntad secesionista del presidente de la Generalitat, Artur Mas, quien dio el paso considerando que España estaba en una fase de debilidad y que la insatisfacción social contribuía a introducir el mensaje “España nos roba”.

 
Año nuevo para Rajoy, más de novela sin final que de fábula del bosque encantado

La táctica es la misma del irredentismo irlandés de principios del siglo XX, ya caduca para la Catalunya actual por motivos tan manifiestos como la Constitución de 1978 y el Estado autonómico, la pertenencia de España a la Unión Europea, la globalización o la revolución tecnológica. En fin, el siglo XXI.

Ahí está, sobre la mesa de Rajoy, el dosier de pros y contras sobre una reversibilidad del laberinto acuñado por Mas. Según parece, Rajoy cuenta en este punto con el apoyo del PSOE de Pérez Rubalcaba, quien concentra su artillería en educación y aborto. Del proceso de sucesión socialista y del nuevo posicionamiento del PSC no se deduce que el PSOE vaya a cambiar lo acordado con Rajoy. A su modo, el PNV tampoco está por la labor.

Entre tanto, los sectores duros del PP esperan la más mínima ambivalencia de Rajoy para irle erosionando, como se ha visto con la sentencia sobre la doctrina Parot. Año nuevo para Rajoy, más de novela sin final que de fábula del bosque encantado.