El 9 de noviembre, de vacaciones

Hoy es un buen día para provocar a todos aquellos que se sienten felices por tener un día para su referéndum. Aunque internamente muchos no entiendan la pregunta. ¿Ya me dirán qué es un Estado en sí mismo? Pero hoy no deja de ser su día de “honda satisfacción”. La verdad tantos meses para tal pregunta diarrea la inteligencia media de los catalanes. Pero señores, tenemos gobernantes mediocres, y creo que hasta peligrosos en las formas, y así los hemos elegido.

Personalmente, aposté hace meses porque la lógica sería unas elecciones al Parlament, ya que de lo dicho en los programas de las últimas votaciones a lo realizado en este período, había sido tal la prostitución de la verdad que poco quedaba en pie. Ahora tendremos otro año sin Gobierno, de medias verdades, medias mentiras, y de un país ya no rumbo a Itaca sino “tumbo” a las cataratas del Niágara. ¡Dios!, dirá alguno. ¿El discurso del miedo? No señores críticos. Tristemente éste ya es el discurso de la vergüenza o de la sinvergüenza.

Personalmente creo que ese día me tomaré unas vacaciones. Siempre podré decir que no he entendido la pregunta, la primera o la segunda, da igual. La verdad no he entendido nada de todo este show, o quizás se haya entendido demasiado. Y lo más sano es que conmigo no cuenten ese día. Es una lástima cómo se puede construir una gran mentira desde el control de los medios pero, como decía Pérez Reverte, es “fácil manipular la gente sin educación”. Bueno, ya tenemos pastores, tenemos rebaños, incluso algún lobo por ahí. Otros simplemente nos subiremos a una montaña y veremos con pena cómo esas películas campestres nunca acaban bien.

A mis críticos les sugiero me recomienden algún buen lugar donde estar ese día. Gracias Mas, Junqueras, Herrera y otros por organizarme las fechas de mis próximas vacaciones. Espero, eso sí, que no sean definitivas fuera de casa.