¿Educación para todos?
En los países desarrollados de nuestro entorno, las diferentes fuerzas políticas consensuan acuerdos para no cambiar el sistema educativo cada legislatura lo que aporta la estabilidad necesaria para mantener lo que funciona y cambiar lo que sea susceptible de mejora.
En España, sin embargo, tenemos la educación como arma ideológica arrojadiza y los partidos que se han alternado el poder hasta ahora, lejos de llegar a un acuerdo en el que la mayoría se pueda sentir cómodo, imponen su modelo en cuanto llegan al poder e intentan derogar el anterior.
El resultado de esto es bien conocido: cifras de fracaso y abandono escolar temprano por encima de la media europea en la mayoría de las CCAA, comunidad educativa en pie de guerra constantemente y profesores que tienen que gastar gran parte de su energía en adaptarse a los cambios constantes del sistema. Por eso es tan importante lograr un Pacto Nacional por la Educación que dé estabilidad a toda una generación.
En España, el presupuesto en Educación está por debajo de la media europea y este aspecto, pese ser muy importante, no es el único que explica el fracaso de nuestro sistema educativo.
Para empezar, cualquier modelo educativo de éxito considera clave la figura del profesor. Para ello se necesita una buena formación inicial y continuada y la valoración social de esta profesión y nada de esto sucede en nuestro país. Es por eso que necesitamos el equivalente al MIR para la formación del profesorado, con prácticas remuneradas para que los nuevos docentes entren en las aulas con la preparación necesaria.
Otro de los aspectos importantes que fallan en nuestro sistema educativo es la falta de equidad. Todos los estudios al respecto nos muestran que la situación socioeconómica de las familias es el factor determinante en el éxito o fracaso escolar. Este se comienza a detectar ya en la Educación Inicial y es precisamente ahí cuando se tiene que empezar a actuar.
Cuando un alumno se empieza a quedar atrás, se ha de iniciar un acompañamiento para que pueda seguir el ritmo de sus compañeros. Si no lo hacemos, ese alumno irá sumando retrasos y eso hará muy difícil que pueda seguir el ritmo escolar.
Por ese motivo, se necesitan más profesores de apoyo para ayudar a aquellos que más lo necesitan y ha de ser el sistema el que los proporcione de forma gratuita porque si no, las familias que no puedan hacerse cargo dejarán a sus hijos en desventaja frente a las que si puedan y la escuela debe de ofrecer igualdad de oportunidades a todo el mundo si de verdad queremos construir una sociedad justa.
Otro de los aspectos que dificulta la igualdad de oportunidades de nuestro sistema educativo es el exceso de deberes. Los informes tanto de la OCDE como de la OMS nos alertan sobre el exceso de tareas extraescolares en nuestro país y la poca efectividad de las mismas. Mientras que en Finlandia tienen una media de 2,8 horas de deberes a la semana y Corea del sur 2,9 –por citar dos países con excelentes resultados en PISA-, en España tenemos 6,5.
El exceso de deberes van en contra de la equidad porque las familias de nivel socioeconómico medio y alto pueden ayudar a sus hijos a hacerlo mientras que las familias con un nivel más bajo, no, lo que tiene como resultado una mayor diferencia en la brecha entre clases sociales. Eso sin contar que también perjudica la salud de los pequeños y la conciliación familiar.
Y, finalmente, tenemos el tema del acceso a los libros de texto. Cada septiembre, las familias se deben enfrentar al enorme coste de los libros de texto. Muchas familias no pueden hacerse cargo del gasto que supone unos 300 euros por hijo lo que tiene como resultado que muchos alumnos empiezan el curso sin el material adecuado, lo cual resulta especialmente perjudicial para el rendimiento académico. Además, esto provoca diferencias entre comunidades autónomas pues ya hay algunas que contemplan el uso de libros socializados y otras, no.
Es imprescindible que todos los niños, hayan nacido donde hayan nacido, tengan las mismas posibilidades de acceso a los estudios. No podemos seguir permitiendo que en España suceda que casi la mitad de los universitarios provengan de clase alta porque el talento no entiende de clases sociales y debemos fomentarlo allá donde esté.
Las personas que creemos en la educación como elemento transformador clave de nuestra sociedad hemos de apostar por una mayor inversión, una mejor formación y consideración del profesorado y por la equidad del sistema educativo para garantizar la igualdad de oportunidades. Nos jugamos nuestro presente y nuestro futuro.