Echemos a correr
Si algún día esta 'república independiente catalana' que propugnan es una realidad, ¿el presidente de este nuevo país decidirá sobre las personas presas?
Quim Torra se olvida reiteradamente de que, en su tarea como presidente de la Generalitat, está el gobernar, hablar y defender los intereses también de la mitad de Cataluña que no le ha parecido bien el procés o que no es independentista y que necesita sentirse amparada por la institución que les representa.
Es un olvido garrafal que va calando como una gota malaya y que va vaciando de contenido a una institución histórica que ha sido siempre emblema de integración y de consensos.
De nuevo esta semana en Bruselas, Torra ha vuelto a hacer evidente esta falta de sentido de estado y, actuando como activista, ha pedido a los delegados de la Generalitat que trasladen a todos los parlamentos y gobiernos de los países en los que desarrollan su tarea, el dictamen del grupo de trabajo de detenciones arbitrarias de la ONU.
Y, otra vez, en esa demanda de traslado y denuncia de la realidad de lo que está sucediendo en Cataluña se ha olvidado de la voz del 50%, como mínimo, de catalanes que viven con estupor, preocupación e indignación que se les elimine del mapa político de su país y que el presidente, que también les representa a ellos, obvie sus votos.
¿Los delegados de la Generalitat deben hablar de lo que sucede en Cataluña? Evidentemente sí. Ahora bien, de toda Cataluña. De aquellos que les han votado y de aquellos que no. ¡Solo faltaría! ¿Qué narices de país está queriendo construir este señor obviando a la mitad de la ciudadanía?
Torra también esta semana le ha pedido a Pedro Sánchez entrevistarse con él para solucionar el encarcelamiento de los lideres del procés. Pero, ¿esto qué es? El arengado presidente se vuelve a olvidar de algunas lecciones básicas de funcionamiento institucional en una democracia.
El reto al presidente es propio de un ignorante, un mentecato y un irresponsable
Este reto al presidente del Gobierno pidiendo que saque a los presos es propio de un ignorante, un mentecato y un irresponsable. También es verdad que Torra ya nos tiene acostumbrados a equivocarse a la hora de consultar el interlocutor en cuestiones de calado.
Recordemos el rifirrafe tras la instrucción de la Junta Electoral sobre la presencia de los carteles políticos y los lazos amarillos en las instituciones públicas en el que, este activista que preside la Generalitat de Cataluña, pidió un informe al Síndic de Greuges para decidir si debía obedecer o no el ultimátum dado.
Sin querer menoscabar el criterio del Síndic de Greuges que, por cierto, le dijo que tenía que acatar la instrucción dada por la Junta Electoral, es como si yo le pidiera permiso al teniente alcalde de mi pueblo sobre si mis hijos pueden o deben estudiar solfeo…
Se me hace inconcebible por prevaricador, dictatorial y antidemocrático que el presidente de la Generalitat reclame una reunión para exigir la liberación los presos al presidente del Gobierno de España, exigiéndole que cumpla el dictamen del grupo de trabajo sobre detenciones arbitrarias de la ONU.
Y, sobretodo, me intranquiliza sobremanera que, si Torra reclama esta intervención del poder ejecutivo sobre el poder judicial, deberemos entender que, si algún día esta república independiente catalana que propugnan es una realidad, ¿el presidente de este nuevo país decidirá sobre las personas presas? ¡Qué miedo! ¡Empecemos a correr!
Y si el señor Torra se pusiera en boca el manido argumento de un alumno de párvulo infantil e inmaduro y nos contara que en su república no habría presos políticos porque regiría, en ese país idílico, una democracia plena (por cierto aquí y ahora tampoco los hay), habría que recordarle algo tan básico como que al gobierno que no le podían corregir ninguna resolución, ni se podía acceder a ningún tribunal superior que le enmendase, ni a ninguna instancia internacional que le rectificase y le anulase decisiones era el franquismo.
Señor Torra, las democracias perfectas no existen
Y que, como por definición toda democracia plena comete errores que hay que subsanar, en España sí hay una democracia plena. Ser democracia plena no es ser democracia perfecta.
Señor Torra, las democracias perfectas no existen y si alguien bautiza el régimen político de su país como democracia perfecta sin que nadie le chiste, es que vive en una dictadura. Perfecta, eso sí.