Dubái, otra vez

Hoteles, centros comerciales, restaurantes llenos  y el tráfico por mar, aire y carreteras en aumento. La recesión de 2009 y 2010 está desapareciendo rápidamente de la memoria de la gente de Dubái y se nota la recuperación y el impulso de nuevos proyectos. Con la fuerte recuperación en sectores como la logística y servicios, los pronósticos apuntan a un crecimiento del 5,8% este año y de 6 % en 2014.

Mientras muchos países viven tormentas económicas o políticas, otros consiguen salir a flote, desafían los pronósticos y sorprenden. Es el caso de  Dubái que hace un poco más de tres años conmocionó los mercados financieros globales y estuvo al borde de la quiebra al pedir a sus acreedores una moratoria de su deuda de 27.000 millones de dólares, pero su Gran hermano Abu Dhabi salió en su ayuda y adelantó diez mil millones de dólares para evitar la quiebra.

Las causas que originaron esta situación eran varias como la poca transparencia, o la falta de  mecanismos de control  y de regulación. El tamaño de la deuda no era el problema, sino cómo  reestructurarla y adaptar un modelo de crecimiento sostenido y sostenible para recuperar la confianza perdida, que es el pilar esencial para volver a la senda de crecimiento. 

Hoy la economía de Dubái está en el camino de la recuperación. Dubái World ha completado con éxito una serie de reestructuraciones y el emirato se ha beneficiado de la actividad en la región, incrementado los ingresos por turismo. Sus bancos llenan sus depósitos ofreciendo un refugio seguro para inversionistas del Golfo, India, China y  algunos países de África.

Dubái empieza un nuevo capítulo de crecimiento presentándose como hub con funciones similares a Hong Kong y Singapur en Asia, apoyando y aprovechando el crecimiento de la industria y el comercio de una amplia región que le rodea con más de 500 millones de persona.

La vuelta es gradual, en parte porque la financiación no es tan barata y abundante como lo fue durante la última década. El crecimiento va a depender más directamente de los servicios que ofrece Dubái y no solo de la capacidad de su mercado  para absorber dinero.

Esto no quiere decir que el futuro se presenta sin desafíos. Una economía que depende en gran medida del comercio y las finanzas internacionales se expone a los vaivenes globales. Vale la pena recordar lo ocurrido en 2009 y como se pasó del auge a la quiebra.

Pero al igual que el resto del Golfo, se enfrenta a retos difíciles y algunas vulnerabilidades con un sistema unilateral. Debe evitar otra burbuja inmobiliaria, y solucionar sus problemas estructurales como la gran dependencia de la mano de obra extranjera. 

Dubái ha estado centrado en sus principales puntos fuertes, el comercio y el turismo. Mirando hacia el futuro, debe alejarse de la especulación y los esquemas que existían hasta 2008.

Es el tercer mayor centro de exportación y re-exportación  y tienen el segundo aeropuerto más grande del mundo. Su compañía de aviación, Emirates, es la segunda en el ranking mundial. Su comercio no petrolero creció un 14%, con una suma de 280.000 millones de dólares. El turismo  creció un 14% y los ingresos de hoteles un 22%, con una tasa de ocupación del 82%, la más alta a nivel mundial.
 
Dubái dispone de 575 hoteles entre ellos algunos emblemáticos y el número de visitantes a centros comerciales alcanzó 62 millones en 2012. Los impuestos son más bajos que en muchas ciudades europeas y asiáticas, lo que incremento  los flujos de inversión extranjera en un 17% el año pasado – un ritmo rápido dada la debilidad económica global.

Con estos datos  Dubái, sorprendiendo a muchos, anunció nuevos planes para apostar por las infraestructuras turísticas y comerciales, que han demostrado ser resistentes a la crisis económica y de gran ayuda en el camino de la diversificación económica.

Así, trata de construir un complejo de ocio de 2.700 millones de dólares, que contará con cinco parques temáticos, un 30% más grande que el Hyde Park de Londres. Será el mayor centro comercial del mundo, con 100 hoteles. A esto hay que añadir que Dubái pretende albergar eventos internacionales de alto perfil, prepara una oferta para los Juegos Olímpicos de 2024, y también ha presentado su candidatura para La Expo 2020.

La población aumentará a 3 millones en el 2020, hoy son 2 millones. Pero se estima que en un escenario de crecimiento agresivo, la población podría acercarse a los 4 millones a finales de la década, –la gran mayoría son empresarios, inversores y trabajadores expatriados. Solo el 20% de la población es autóctona.

Pero el emirato está todavía el servicio de una enorme deuda y varias de sus empresas siguen en negociaciones con los acreedores para mejorar las condiciones de reembolso. En este escenario, algunos analistas y observadores han expresado su preocupación acerca de estos ambiciosos proyectos.

Dubái volverá, pero es importante que su regreso no vaya en contra de las tendencias mundiales. Porque su límite no es el infinito y su destino es seguir siendo un centro de de transacciones de bienes, y grandes ideas. Su futuro dependerá de los turistas, inversores  y el crecimiento demográfico, pero el problema es que a veces la arrogancia tiene la costumbre de quedarse sin control.