¿Dónde está Borrell?

Ningún país del mundo se deja pisotear como España, pero lo más sorprendente es que ese desprestigio venga desde personas que forman parte de la administración del Estado

Borrell, exministro de Exteriores, durante una comparecencia posterior al Consejo de Ministros. EFE/Ballesteros

El Gobierno de España en el tema independentista siempre descuidó el frente internacional tanto como el independentismo intentó conseguir reconocimiento exterior. Algunas de las acciones internacionales separatistas son estrafalarias, como el intento de que el ejército rojo invadiera Cataluña, pero en general la creación de una consejería de exteriores, los viajes a USA, las acciones frente a Think Tanks y universidades, el gasto en medios de comunicación internacionales.

Otras, como la búsqueda de apoyo en partidos políticos antieuropeos o de ultraderecha y ultraizquierda como los independentistas flamencos, el SNP esconces, Die Linke en Alemania,etc… ha permitido al independentismo tener una visibilidad que además se benefició de la falta de reflejos del Gobierno Rajoy que con Dastis como Ministro de Exteriores dejó hacer al independentismo sin ningún tipo de estrategia para rebatirlos.

Hoy puede parecer increíble y muy lejano pero fue la llegada de Pedro Sánchez a la Moncloa, ahora hace 3 años, lo que hizo, de la mano de Josep Borrell, que el Gobierno de España tuviera una estrategia y un relato internacional y por primera vez nuestras embajadas recibieron instrucciones de como rebatir la propaganda antiespañola que emitían y emiten las terminales independentistas con el altavoz de Moscú y otros haciendo que esa propaganda desprestigiara a España.

Borrell era un representante de la democracia española perfecto para rebatir mantras independentistas que eran y son simplemente mentira pero que a base de repetirlos cuajaron en parte de la opinión pública europea como que en Cataluña no se admitía el hablar catalán, o que a los políticos nacionalistas se les encarceló por sus ideas.

Al independentismo el nombramiento de Borrell les sentó fatal y desde el primer instante el Ministro fue desprestigiado y a Sánchez se le exigió su marginación si quería seguir contando con el apoyo independentista para mantenerse en el poder. Borrell generó argumentarios, dio entrevistas a medios de medio mundo, desmontó mentiras y trabajó para restituir el prestigio de la democracia española puesta en cuestión en muchos lugares tras años de desgaste entre la opinión pública europea.

El trabajo de Borrell dio resultado, tanto que cuando Puigdemont fue elegido eurodiputado junto a Comín y Clara Ponsatí nadie los quiso en su grupo parlamentario y cuando el Parlamento Europeo tuvo que votar por el levantamiento de la inmunidad a dichos eurodiputados la eurocámara no tuvo reparo alguno.

Pero llegó el pacto con Podemos y el voto de ERC se hizo todavía más imprescindible y Borrell fue enviado a Bruselas como comisario de política exterior, un gigante con pies de barro siempre a la sombra de la Presidenta de la Comisión, del Presidente del Consejo y de los primeros ministros y jefes de Estado de los grandes estados de la UE siempre dispuestos a dejar su impronta y nunca dispuestos a ceder protagonismo a un tercero.

Con González Laya la carpeta del frente independentista se archivó, Sánchez activó el camino al indulto y las cancillerías europeas asistieron atónitas a como el mismísimo gobierno de España hacía suyos los argumentos que hasta ese momento solo usaban Puigdemont y Boye sobre la judicatura en España o la equiparación de Junqueras a Mandela, comparación que ni tan siquiera el más fanático e iluminati de los separatistas se había atrevido a hacer.

En las últimas semanas tanto Moscú como Rabat han utilizado el tema de la independencia de Cataluña como argumento político lo que pone de manifiesto la debilidad de España dado que jamás este argumento, citando por ejemplo a Córcega, es utilizado por ningún ministro o jefe de Estado cuando se reúne con Macron ni el tema de Escocia fue usado contra Johnson en la reciente cumbre del G7.

Pedro Sánchez al igual que ha renunciado a toda defensa del Estado de derecho en Cataluña lo ha hecho a nivel internacional. Los tribunales europeos no saben a qué atenerse, el Consejo de Europa incluye a España con vaguedades superficiales en un informe sobre Turquía promovido por un diputado letón que había visitado el parlamento catalán para reunirse con diputados independentistas y el gobierno de España deja que la única respuesta venga de una nota del CGPJ.

La no defensa de España, de sus instituciones y de nuestra democracia no solo tiene efectos a nivel de reputación internacional, tiene consecuencias económicas graves, ante la inseguridad jurídica los inversores internacionales otean otros horizontes, ante la posibilidad de la celebración de un referéndum que dejaría a Cataluña fuera de la UE las empresas se plantean otros destinos.

Ningún país del mundo se deja pisotear como está dejando España que suceda y más inverosímil aún es que ese maltrato ante la opinión pública internacional sea a manos de personas que forman parte de la administración periférica del Estado del que reciben un salario porque a fin de cuentas, le guste o no, Pere Aragonés es el representante del Estado en Cataluña y tiene rango de subsecretario de Estado.

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