Don Mariano va a Washington

Quedan en España reductos de hostilidad hacia Estados Unidos que la izquierda preservó por ideología y la derecha por el recuerdo de la guerra de Cuba, pero en su actualidad la sociedad española parece ser menos reacia a la realidad norteamericana. Es en parte debido a las expectativas generadas por el primer mandato de Barack Obama y por la percepción más o menos generalizada de vivir en un mundo global.

Rajoy llega a Washington con un proceso de reformas económicas que va dando resultados y consolidándose. España recibe a los inversores norteamericanos y busca más hueco para sus exportaciones. Siguen en el limbo los analistas políticos que se ilustran en los episodios de El ala oeste de la Casa Blanca y no han leído la declaración de independencia proclamada en Filadelfia.

En la etapa Aznar, participar en la guerra de Irak generó descontento en la calle y desgastó al PP. Al mismo tiempo, intensificar las relaciones con Washington hizo posible que Colin Powell presionase a Marruecos en su momento y que llegase a Madrid material de inteligencia decisivo para acosar e infiltrar a ETA. Con Rodríguez Zapatero, las relaciones volvieron a un estadio previo al del felipismo.

Zapatero partía de una concepción anti-americana de la vida internacional, como para apartarse de un aliado fundamental en la OTAN porque prefería la evaporada Alianza de Civilizaciones. Había sido Felipe González quien pidió el “sí” a la OTAN, en paralelo al ingreso de España en la Comunidad Europea. Zapatero desoyó las sugerencias de Obama sobre la crisis económica que él negaba, para luego tener que aceptarlas de un día para otro.

Con Mariano Rajoy, la política exterior se ha concentrado en la Unión Europea
, asumiendo implícitamente que la alianza con los Estados Unidos es positiva para España. La colaboración del Gobierno de Rajoy con la seguridad internacional –bases de Morón y Rota– no provoca reacciones.

Ahora Don Mariano está en Washington, para hablar con un presidente que estrena segundo mandato, con un bajón en los índices de popularidad, afectado por las revelaciones negativas de su ex secretario de Defensa sobre Afganistán y a la vez con el respiro que le da el tan reciente acuerdo con Irán respecto al enriquecimiento de uranio. También le pasa algo al dólar. Circula la hipótesis de un presidente Obama que ya anda como un “pato cojo”.

 
El viaje de Rajoy es de idea y vuelta, sin pausas

En el vuelo de regreso, tendrá a mano más datos sobre el alza de la confianza empresarial, después de haber neutralizado las amenazas de la prima de riesgo. Volverá a las tardes velazqueñas de La Moncloa. Le esperan el reto secesionista de Artur Mas, las secuelas del fin de ETA, el estancamiento de la nueva ley de aborto y la inanidad de un partido con más intrigas que vida.