Doblegar voluntades

Sánchez tiene ante sí la posibilidad de iniciar el fin de la crisis catalana o de quedar atrapado en ella

Iniciamos una nueva legislatura en la que prevalecerá peligrosamente un objetivo político centrado en doblegar la voluntad política de unos y otros.

La derecha lo intentará con el PSOE para hacer fracasar su gobierno de progreso y su pacto con los independentistas. Los independentistas pretenderán alcanzar sus objetivos evitando que prevalezcan los intereses del PSOE en la mesa de negociaciones. El PSOE querrá doblegar a Unidas Podemos y Unidas Podemos querrá arrastrar al PSOE hacia sus posiciones de partido.

Todo ello no se hará únicamente desde los espacios de deliberación política sino que se buscará extender la idea de que se está en permanente lucha por el bien de España o, en el caso de los independentistas, por el bien de Cataluña.

El objetivo de la derecha es demostrar que España se ha convertido en un estado fallido por culpa de PSOE y determinará el sistema de relación entre el gobierno y la oposición. La tentación de aumentar los peligros hasta hacerlos insoportables puede dejar sin energía al gobierno.

No es suficiente con que Pedro Sánchez haya intentado lanzar un mensaje de moderación a todos aquellos que creen que la economía empeorará, la cuestión territorial se complicará o que España perderá protagonismo en Europa.

Siguiendo la imagen proyectada por la derecha de que el gobierno de Sánchez es un gobierno Frankenstein se le perseguirá para abatirlo, como narró Mary Shelley en su novela.

El choque de fuerzas no parece la mejor salida a los problemas que requieren solución

Sin embargo, el gobierno que ahora empieza a caminar tiene ante sí la posibilidad de mostrar al independentismo catalán que hay una tercera vía para Cataluña impulsada desde el Estado y que es posible crear una agenda catalana desde España como alternativa válida frente el independentismo radical. Hecha la apuesta por Sánchez vale la pena esperar con cautela sus resultados.

No parece razonable seguir atrapados entre dos fuerzas ingobernables, la del independentismo intransigente y la de Vox. Proyectan sobre España una suerte de batalla interminable y decisiva para su futuro, que ahora se pretende proyectar sobre la Unión Europea.

Vox quiere construir su doctrina anti europea para lograr restituir la soberanía total a España. Los independentistas quieren instrumentalizar a las instituciones europeas para lanzarlas contra el Estado español.

La tentación de convertir la legislatura en un choque de fuerzas que doblegue la voluntad política hasta dejarla yerma no parece la mejor salida a los problemas esenciales que requieren solución en España.

El PSOE tiene ante sí la posibilidad de iniciar la salida al problema catalán o de quedar definitivamente atrapado en él como rehén o incluso cómplice.           

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