Disruptivo

La realidad tiene fuerzas que perseveran en la resistencia y el mantenimiento de la situación actual.

La realidad, sin embargo, se puede desmenuzar en pequeñas pruebas
que, como si se tratara de un laboratorio científico, convierten las grandes ideas en pequeños experimentos de diferentes formatos como talleres, pruebas piloto, experimentos de mercado, etc . Entonces se pueden medir fácilmente los resultados y las posibilidades de aceptación de las actividades por parte de las personas y de la sociedad. Estos aprendizajes encaminan las posibilidades del cambio y el desarrollo de nuevas iniciativas.

Las fuerzas, obsesionadas en el mantenimiento de la situación actual, defienden intereses de los ganadores del pasado hasta el momento en el que las evidencias y aprendizajes de los pequeños experimentos y pruebas de las grandes ideas se van aceptando progresivamente y provocan el cambio.

El proceso que condujo a los complicados ordenadores de los años 70 que sólo podían usar técnicos y eran carísimos, la digitalización de la sociedad actual, es el ejemplo más citado del concepto de la innovación disruptiva publicado por el profesor de Hardvard Clayton M. Christensen, en 1977.

Sus ideas se resumían en el proceso de transformación de cosas muy complicadas (a las que sólo pueden acceder los expertos), a cosas muy sencillas y accesibles para muchos.

La fuerza que empuja esta transformación sólo puede venir de la intervención de las personas que, pensando en grande, apuntan ideas y toman iniciativas para adelantarse al futuro desconocido. Después, las aplican en pequeño, comprueban su bondad para, finalmente, aprender rápido lo que ha pasado para implantarlas exitosamente.

En el ámbito digital hay muchos más ejemplos:

1) La aparición del móvil inteligente rompió la tendencia de los líderes del momento de hacer móviles cada vez más pequeños a los actuales aparatos con pantallas cada vez más grandes.

2 ) La utilización de los móviles inteligentes para comprar. Esta posibilidad tiene dos barreras importantes inherentes en el comercio electrónico que dificultan la rápida adopción: a) la urgencia de que los consumidores tenemos en disponer del producto en un mundo en que la inmediatez tiene cada vez más valor  y b) la necesidad que tenemos de inspeccionar el producto antes de poseerlo.

A pesar de estas dificultades el uso del móvil para hacer compras ofrece claramente dos ventajas: a) las posibilidades que tenemos de disfrutar de la conveniencia de disponer de cualquier producto y b) el precio mas económico del producto.

En otro ámbito, el mundo del comercio, las iniciativas que comenzaron en los años 70 con la irrupción de los hipermercados eran rompedoras: se podía comprar de todo, yendo en coche a la periferia urbana, a unos precios razonables y en grandes cantidades.

Esta innovación que coincidía con el progreso económico del país, fue exitosa y por eso se pudo experimentar en otro formato: el centro comercial. Tuvo un notable éxito y crecimiento en la década anterior a la explosión de la burbuja inmobiliaria.

Pero, mientras tanto, estaba el pequeño formato que experimentaba en proximidad y precio: las tiendas de descuento, que ganaron mucho terreno en la última década del siglo pasado. El aprendizaje rápido de este éxito llevó al desarrollo de los conceptos proximidad y conveniencia que se necesitaban durante la crisis económica y facilitar la compra más pequeña (de menos cantidad y asiduidad) y económica. Y aquí se encuentra la esencia del supermercado actual de éxito.

También la entrada de la empresa inglesa Tesco en Estados Unidos estuvo precedida de una tienda piloto en la que midieron la reacción de los consumidores. Con los rápidos aprendizajes invirtieron a continuación más de 250 millones de libras.

Pero, el aprendizaje rápido también implica detener los errores: AHOLD en Holanda lanzó una línea de comidas para cocinar, muy diversa (similar al Kies & Kook) y comprobó en un análisis que hizo sobre la reacción de los consumidores que no tenía éxito y lo detuvo. Detener el fracaso en la fase de test ofrece grandes ventajas.

El que piensa en grande, probando en pequeño y aprendiendo rápido es disruptivo. ¡Habrá que aplicarlo más!