Disculpen por hablar de Europa

Cuestiones fundamentales se deciden en estas elecciones europeas, aunque aquí el debate electoral se asemeje a una comedia de enredo localista, con rasgos añadidos de psicodrama.

Disculpen por hablar de Europa. Pero es una grave irresponsabilidad no alzar el listón de la dialéctica electoralista y hablar de lo que realmente debiera importar: ¿Queremos un acuerdo de libre comercio con los Estados Unidos? ¿Un Parlamento Europeo fragmentado? ¿Una política migratoria concertada? ¿Una unión bancaria eficaz? ¿El reequilibrio entre Norte y Sur? ¿Un perfil más sólido en conflictos como Ucrania? ¿Reajustar el Estado de bienestar para preservarlo?

Disculpen por hablar de Europa, pero es que estar en la eurozona permite salir de las crisis mejor que estando solos, del mismo modo que una política energética común sería positiva. Para reindustrializarse, también es mejor estar en la Unión Europea que estar fuera.

A inicios del siglo pasado, Paul Valéry se preguntaba si Europa podría mantener su preeminencia sin convertirse en lo que realmente es, un apéndice del continente asiático. Cien años después, el crecimiento económico chino reintroduce aquella pregunta.

 
Europa, ahora mismo, se diría que está mejor considerada desde fuera que desde dentro

Disculpen por hablar de Europa. No se trata de una utopía, sino de una dinámica de integración que ha dado sus mejores resultados en las fases de pragmatismo inteligente, pragmatismo de altura, como fue la Comunidad del Carbón y del Acero en los años cincuenta. O el mercado común, por ejemplo. O la ampliación hacia el Este. O ahora, una regulación financiera más precisa. El crecimiento europeo puede crear trabajo.

No existe un dogma europeo, ni hace falta considerarlo un sueño. Es un proceso, con titubeos, con crisis y con aciertos. Es una realidad fruto del deseo de convivir, de libertades. Es compartir soberanía y estabilidad.

Disculpen por hablar de Europa. Ahora mismo se diría que es considerada mejor desde fuera que desde dentro. Damos demasiadas cosas por sentado, como si la Unión Europea tal y como la vivimos sea algo a lo que se ha llegado sin ningún esfuerzo.

¿Debiera la Unión Europea tener un modo de decidir más eficaz y transparente? Sin duda. ¿Tiene una imagen excesivamente burocrática? Ciertamente. ¿Sería hora de matizar las políticas de austeridad? Por supuesto.

Eso es lo que convendría estar debatiendo, al menos estos días. Tiene algo de truco quejarse de un previsible abstención elevada cuando se hace tan poco para explicar a los ciudadanos las buenas razones para ir a votar día 25. Rogamos disculpen las molestias por hablar de Europa.