Dietario de jueves
Me levanto por la mañana y escucho en la radio cómo los políticos y diarios españoles se alegran del revolcón del Tribunal Constitucional a la declaración de soberanía y cómo los políticos y medios catalanes apoyan la creación de la Comisión parlamentaria por el derecho a decidir. Es una sensación de batalla frontal y en todos los frentes e irritación de los ciudadanos que envían tuits o llaman a la radio.
Primera hora de la mañana. Me entrevisto con unos amigos que rondan los 40 años, casados y con hijos. Los dos en paro, dependiendo de la mujer que tiene trabajo precario. Los dos con carreras y másters y a punto de perder la prestación de paro; y ante la imposibilidad de encontrar trabajo, se plantean qué les conviene más, si negociar el subsidio de paro o lanzarse como autónomos. Se plantean si se hacen autónomos todavía sin tener trabajo claro garantizado todo el año, porque no pueden asumir pagar los doscientos y pico euros mensuales.
Si logran el subsidio, éste es un freno para poder asumir pequeños trabajos o trabajos porque tienen miedo de que cuando lo vuelvan a necesitar no lo puedan tener. De hecho, es el caso de una hija mía que asumió un trabajo a media jornada y la misma funcionaria del Servicio de Ocupación le dijo que había sido tonta de no continuar con la prestación entera de paro, porque ahora sólo tenía derecho a la mitad de la prestación.
O sea, un laberinto infernal que lleva a millones de personas a angustiarse cada día sobre cuál es la manera de que los microjobs ( no minis), que podrían tener gente que tiene ganas de trabajar, no vayan en detrimento del microsubsidio que podrían percibir.
Salgo a la calle deprimido por tanto sufrimiento y al poco tiempo de trayecto me encuentro a una señora mayor pidiendo caridad en catalán; pillo un par de conversaciones que hablan de la PIRMI; tropiezo con otro par de subsaharianos que se interesan por dónde pueden atenderles en cuestiones del paro.
Saludo a un ex-electo municipal que después de años de servicio público está haciendo cola en el INEM (pienso que si hubiera sido de la minoría de corruptos, ya tendría trabajo en una de las empresas corruptoras). Y encuentro un exalumno de mi mujer que después de una brillante carrera académica y doctorado y cuatro años de docencia en una universidad catalana, se ha encontrado en la calle y sin expectativas. Piensa emigrar.
Por razones profesionales a media mañana me entrevisto con un socio de una pequeña empresa, pero exportadora del sector medioambiental. Me dice que internacionalmente tiene muchas posibilidades porque es un sector estratégico y la sostenibilidad es ahora una urgencia.
Me ofrezco a conectarlo con otras empresas algo más musculadas que podrían ser complementarias y lo ayudarían a crecer rápido internacionalmente. La primera noticia positiva del día. Y hablamos de España. Un desastre.
El lobby de energías tradicionales continúa teniendo cogido al Gobierno por las partes nobles y frena, tanto como puede, la expansión de las renovables. En unos momentos donde, después de los pelotazos de algunos grandes operadores en los campos solares sobresubvencionados, se ha pasado, por suerte, a que sin subvención, la energía ya sale rentable por ella misma.
Pero las dificultades las pone el legislador en connivencia con el oligopolio que controla el 90% de la energía tradicional e impide conectarse de forma natural a la red. Mientras tanto, los particulares, los autónomos pringados y las pymes continuamos pagando un sobreprecio eléctrico que incluye también el pelotazo del Gobierno: subsidios mineros, moratoria nuclear, gastos militares…
A mediodía voy a hacerme una revisión médica al Centro de Primaria y el médico de cabecera, al margen de meterme la bronca porque tengo sobrepeso, se sienta en el diván y le hago de psiquiatra. Me explica que este año en Catalunya acabarán 500 especialistas, de los cuales sólo 150 tendrán trabajo. Que compañeros suyos se van a Francia a cobrar 80.000 euros mientras aquí se cobra la mitad. O combinan el trabajo de aquí con guardias en el hospital de Andorra. Que las cooperativas de autogestión de los CAP por los recortes están devolviendo sus competencias a la Generalitat.
Y que, junto a medidas de racionalización que él comparte, cree que continúa habiendo privilegios en otros ámbitos de la gestión de la salud, mientras se está perdiendo el principio de equidad cuando en Catalunya se hace cola durante un año por las cataratas, mientras que en Extremadura el señor Monago con nuestro dinero no ha tenido que hacer ningún recorte sanitario.
A media tarde, mi mujer, maestra, se va a la manifestación de la comunidad escolar que ha promovido un día de huelga contra la Ley Wert, personaje que sobre el fuego social producido por los recortes –que ha tensionado las aulas, aumentando horas de trabajo, bajando las atenciones personalizadas, bloqueando el acceso de nuevos maestros– ha lanzado la gasolina de la reacción ideológica: ataque a las lenguas no castellanas, abandono de la laicidad… Un auténtico pirómano que está llevando a toda la comunidad escolar de Catalunya a entrar en la ilegalidad. O dicho de otro modo, a construir una legitimidad alternativa a la de un estado colonial.
Y al atardecer, pensando en descansar, pongo las noticias y veo que en plena crisis económica el Gobierno de Aragón del PP prioriza la deriva identitaria, y acaba de inventar una nueva lengua, el Lapao, que junto con el valenciano del PP y el mallorquín harán, vía BOE, que en mi currículum domine de golpe cuatro lenguas.
¿Anecdótico el tema? De ninguna forma. Los paladines de la unidad de mercado y de España están cargándose, desde hace 30 años siempre que han gobernado con el consentimiento pasivo del PSOE, la unidad científica y de mercado cultural del catalán. Están poniendo barreras ideológicas y odios subjetivos para reventar la unidad de mercado que funciona, a pesar de todo esto, en la antigua Corona de Aragón.
Porque de hecho, cuando se habla, por ejemplo del peso del mercado español en el comercio catalán, cada vez más menguado, no se dice que más de la mitad de este mercado se produce dentro de los territorios donde se habla catalán, unidos por la historia desde Jaume I.
La casta madrileña no contenta con la confiscación fiscal de la Corona de Aragón, la quiere hundida. Volvemos al símil del imbécil que sierra la rama donde está sentado.
Para acabar un día así, sólo me queda que, sentado en el sofá, me añada a Teresa Forcades del Polonia de TV3 cantando el Bella ciao: “Questa matina mi sono alzato e ho trovato l’invasor…”