‘Detallazos’, transparencia y altura de miras

Sea puro marketing o la constatación de un fracaso, lo que han hecho los máximos responsables de Novacaixa Galicia al pedir perdón a la sociedad a la que sirven y que da razón a su existencia ha sido un detallazo. Lo que han decidido asumir Castellano y su numero dos parece inédito e imposible por el desorden moral en el que anda sumido nuestro país.

Aquí no se equivoca ni Dios. Nadie pide perdón (salvo el Rey tras la elefantada) y así nos va. Hace unos días tuve la oportunidad de intercambiar impresiones con la embajadora de Suecia en España, Cecilia Julin, en el transcurso de una mesa redonda que organizó la Cámara de Comercio de Terrassa para analizar cuál será (o debiera ser) el futuro del sector público en España.

La embajadora no sólo desmontó algunos tópicos sobre los modelos económicos escandinavos. Para sorpresa de la concurrencia recordó que desde los tiempos de Abba, el copago en determinados servicios públicos es algo bien natural. Que ir al médico a comentarle un resfriado tiene un coste de 20 euros y abrir la puerta de las urgencias sanitarias, otros 40.

Sin embargo, lo que me produjo mayor impresión es cuando me relató lo que a su juicio constituye la mayor singularidad sueca: un profundo fundamentalismo hacia la transparencia. Un político que hubiera construido un aeropuerto sin aviones sería rechazado por propios y ajenos. Sería un auténtico fracasado para ejercer como servidor público. Y mañana, ella, o cualquier ciudadano sueco, puede conocer a través de Internet la declaración de la renta de su primer ministro.

En síntesis, transparencia y altura de miras, principios éticos que no es necesario refrescar constantemente, sino que están arraigados en el acervo cultural del país.

¿Lo mismo que aquí, verdad? Por eso, aunque sea un acto más simbólico que real, ver al responsable de una caja de ahorros española pedir perdón por el fracaso de su gestión, por haber inundado el mercado de preferentes, por algunos salarios y pensiones inmorales… pues resulta más convincente que las actitudes ausentes de tantos políticos y banqueros que siguen sin querer enterarse de que aquí ha pasado algo extremadamente importante.

Más que nada, porque la gran mayoría de los dirigentes españoles parecen sentirse relativamente cómodos ante la crisis y diríase que, como en la fábula de Lampedussa, algunos parecen dispuestos a que todo cambie, a modo de hiperbólica revolución económica, de profunda crisis, para que todo siga igual. ¿No?

Tratamiento de choque semanal:

Supositorio matinal > Increíble pirueta de CDC tras la petición judicial de que deposite tres millones de euros por su implicación en el caso Palau y la financiación irregular del partido durante los años en los que Millet regaba el nacionalismo catalán como uno más de los hombres de negocios de la causa. Digo pirueta porque marea la perdiz con la fianza, que si un aval con la garantía de su edificio…

De todos esos comentarios y tertulianos fatuos que riegan el pensamiento matinal del nacionalismo catalán, de esos que se escandalizan por la invisibilidad de Rajoy ante la crisis… De esos, ¿cuántos han pedido no ya la dimisión del presidente del partido, Artur Mas, sino que dé explicaciones claras y contundentes?

Supositorio nocturno > Hay pasiones que matan. Las de algunas madres, por ejemplo. Así sucede en el caso de Cristina Valls-Taberner, soltera descendiente de una de las familias empresariales con más arraigo en Barcelona. De hecho llegaron a controlar el Banco Popular de los mejores años.

Tan alegre está la madre con este noviazgo que no deja de divulgarlo por los medios. El problema es que la contraparte no es muy partidaria de aparecer en los semanarios y publicaciones amables del corazón. El susodicho no es otro que Francisco Reynés, primer ejecutivo de Abertis. Ya saben, amores materno-filiales que acaban matando…