Desastre diplomático
Sánchez acabará perjudicándonos a todos porque el suspenso de relaciones pone en riesgo más de 6.000 millones de euros en comercio exterior
Todo comenzó con un error de cálculo y ha terminado haciendo el ridículo. Ésa es la conclusión y consecuencia de la penúltima maniobra del presidente de gobierno, Pedro Sánchez, en política internacional. Al buscar la solución a un problema que él solo había creado después de haber colado clandestinamente al líder del Frente Polisario, Brahim Gali, ha vuelto a meternos en el pozo oscuro. Por mucho que sostenga en sede parlamentaria que todo lo hace por interés general de España, su credibilidad ha caído ya a la altura del subsuelo; nadie le cree y en el Congreso todos los grupos, menos el suyo, le han dejado en la más absoluta soledad. Sobre todo si se empeña en sostener que está cumpliendo con los mandatos de la ONU cuando todos saben que las resoluciones de Naciones Unidas mantienen que la solución para el Sáhara pasa por su libre autodeterminación. Su giro, intentando jugar con las dos potencias del Magreb que mantienen una rivalidad atávica, le ha metido en el atolladero. Lo peor es que su imprudencia nos está afectando a todos los ciudadanos españoles.
En su comparecencia en el Congreso no aclaró las razones de su bandazo unilateral. Se ha plegado ante los intereses de Marruecos y aún no sabemos por qué. La única certeza que tenemos es comprobar que Sánchez ha roto el equilibrio entre Marruecos y Argelia. Y Feijóo se apunta a la sospecha extendida (y verbalizada por Aitor Esteban, del PNV) de que su giro se debe a que se encuentra chantajeado por Marruecos que debe tener, sobre él y su entorno, información sensible con la que están mercadeando.
Es lo que ocurre cuando las razones se ocultan. Que se disparan las conjeturas. Sánchez cambió de política con el Sáhara, marcándose un Trump a favor de Marruecos. Y le salió mal la jugada. ¿Qué sabe Marruecos del presidente Sánchez que lo tiene atornillado con un cambio que ha sido incapaz de justificar? ¿Qué saben los EEUU, además de desaprobar que tengamos gobernantes anti OTAN, para que Biden siga haciéndole la cobra evitando cualquier relación bilateral con él?
Un bofetón en la cartera
Argelia esperó a su intervención parlamentaria para anunciar el suspenso del tratado de amistad que, por cierto, fue firmado en 2002, con José María Aznar de presidente del gobierno. Nuestro principal suministrador de gas nos ha dado un bofetón en la cartera. Enojado con Sánchez acabará perjudicándonos a todos porque el suspenso de relaciones pone en riesgo más de 6000 millones de euros en comercio exterior. Dicen en la Moncloa que el suministro de gas no corre peligro pero habrá que ver a qué precio. Estamos en un momento tan crítico que no sabemos si nos encontramos en un punto de no retorno.
Argelia se siente traicionada y con Marruecos tampoco hemos logrado tantos avances como alardea Sánchez ¿Tenemos garantías de que Ceuta y Melilla no van a ser agredidas por el rey de Marruecos que las considera parte de su territorio según aparece en el mapa de la embajada del reino alauita? ¿ Marruecos renunciará a territorios que no son suyos gracias a que Sánchez le entrega tierras que tampoco son suyas? Ni idea. El presidente está debilitado. Los constantes síntomas de su enfermedad en política doméstica e internacional facilitan que todos quieran aprovecharse.
Después de tanta chapuza, el ministro Albares se atreve a sostener que Argelia es un socio fiable. El problema es que, para Argelia, el presidente del gobierno español no lo es.