Dentro de un mes son las elecciones y su voto puede costarle mucho dinero
A menos de un mes para las elecciones deberíamos hacernos el propósito de ir algo más allá del corte de televisión o del vídeo corto en las redes sociales
Mañana entramos en mes electoral, el día 28 son las elecciones municipales en todos los municipios de España y autonómicas en 12 comunidades autónomas. Coincidiendo con la cita electoral e Instituto de Estudios Económicos (IEE) ha publicado un índice de fiscalidad en España territorializado y la conclusión no puede ser más clara: piénseselo bien antes votar, su decisión puede costarle mucho dinero.
El estudio a nivel local señala que ser nacionalista es muy caro dado que Reus y Girona, ciudades gobernadas por Junts, el partido de Pugdemont, son las que exigen una fiscalidad más elevada y, en cambio, Boadilla y Majadahonda, en manos del PP, son los que presentan a sus ciudadanos una factura fiscal más asequible.
Barcelona, Valencia y Sevilla, las ciudades con una mayor fiscalidad
Podrá pensarse que es anecdótico porque ninguna de las ciudades citadas es capital de provincia, pero al acudir al ranking de dichas capitales el resultado es el mismo Barcelona, gobernada por el populismo de extrema de izquierda de Ada Colau junto a los socialistas, Valencia, dirigida por los socios de Yolanda Díaz de Compromís junto a los socialistas y Sevilla, del PSOE son las capitales de provincias con mayor presión fiscal de España frente a Madrid, Málaga y Zaragoza, todas ellas en manos del PP. Los datos empiezan a ser evidentes: si le sobra el dinero puede usted votar a Podemos, Sumar o cualquiera de sus múltiples socios o al PSOE, en caso contrario, mejor inclínese por una opción de centroderecha.
Si a estas alturas sigue usted pensando que estos datos son casuales y que no hay para tanto, el IEE ofrece, también, datos de fiscalidad por CCAA y el resultado es el mismo: ser independentista o de izquierdas o ambas cosas a la vez es un lujo que no está al alcance de cualquiera. Cataluña, gobernada por ERC y Valencia, con un ejecutivo tripartito del PSOE, Compromis y Podemos, lideran el ranking de presión fiscal y la Comunidad de Madrid y Castilla-León, la primera en manos del PP y la segunda gobernada en coalición PP-Vox, son las que menos impuestos cobran a sus ciudadanos.
Para muchos votar es algo casi sentimental, gran parte de la población decide su voto por temas de apriorismo ideológico, otros por la imagen de los candidatos o por lo que les transmiten, pocos son los que se paran a pensar detenidamente las consecuencias de un acto tan simple como elegir una papeleta u otra.
A menos de un mes para las elecciones deberíamos hacernos el propósito de ir algo más allá del corte de televisión o del video corto en las redes sociales. En el caso de que nuestro alcalde o presidente se presente a la reelección, evaluemos su gestión. ¿La diferencia de IBI entre un gerundense y un vecino de Boadilla se traduce en innegables mejoras en los servicios o la gestión? No. ¿Un ciudadano catalán es operado más rápidamente que uno de la Comunidad de Madrid? Tampoco. ¿Contar con policía propia reduce el índice de criminalidad? En absoluto.
Berlín, una ciudad de izquierdas de toda la vida, cansada de experimentos ideológicos que ahora copia Sánchez como topar el alquiler, ha dejado de lado su sentimentalismo y ha elegido a un alcalde la cristiano demócrata CDU.
Cara a las elecciones que tenemos a la vuelta de la esquina en los programas electorales veremos una lista inacabable de promesas en forma de obras o servicios, hágales un caso relativo y sea escéptico en relación a esas promesas no hay tiempo material en cuatro años y con lo enrevesada que es la burocracia de que todos esos proyectos prometidos se lleven a cabo, así que permítame un consejo, elija a aquel que gobernando le ha bajado los impuestos o al que sin haber estado en el gobierno le prometa hacerlo.