Democracia y subsidiariedad
Merkel enfurecida soltó una sentencia el pasado martes que pone el dedo en la llaga del principal foco del mal en el sector público: «No puede ser que todos seamos responsables del resultado de las cuentas, pero que el control de estos lo tengan los Estados». Es decir, si los europeos en conjunto son responsables de garantizar los ingresos o los créditos para hacer funcionar los territorios es justo, lógico y eficiente que el control corresponda a los europeos y no a los Estados. Con esta afirmación, Merkel hacía un canto impecable a principios de responsabilidad propia del federalismo: a cada nivel de la administración los recursos propios que le correspondan en función de sus competencias.
¿Dónde reside el cáncer de Europa? En no aplicar el principio de responsabilidad a ningún peldaño. Los Estados han recibido los fondos europeos con escaso control sobre el lugar donde iban destinados. Pero hay una cosa peor que no dice Merkel. Los grandes Estados, este mecanismo de irresponsabilidad lo aplican multiplicado en su interior.
El caso paradigmático es España. En el modelo autonómico, sucede que quién controla los ingresos no es quien gestiona el principal gasto (sanitaria, educativa..), que son las autonomías. Además, se da que el Estado decide unilateralmente gastos que acaban recayendo en las autonomías o situaciones como que los ayuntamientos no tienen una ley de financiación local que los garantice la autosuficiencia financiera y por eso siempre gastan en función de subvenciones y no de impuestos. Lo peor de todo es que el Estado es el más irresponsable porque facilita un modelo desigual de flujos fiscales.
Este modelo se va repitiendo en Francia, Gran Bretaña y Italia, los grandes enfermos de Europa. Alemania se salva parcialmente porque los mecanismos federales son más estrictos, a pesar de que el grado de endeudamiento de algunos lands supera de largo el nuestro, pero como mínimo los flujos fiscales son transparentes y queda claro quién es responsable de qué.
Por eso, una vez confirmado que los señores de negro llegarán, no se tendrían que limitar a controlar de cerca las entrañas de la banca. ¿Cuáles son las empresas beneficiarias de los créditos de estos bancos en quiebra? ¿Las de los amigos de Aznar? ¿No tendrían que ser intervenidas estas empresas también? Pero este problema es o tendría que ser privado y acabará siendo público – lo pagaremos todos- porque el Estado va de avalador. Y aquí la sra. Merkel no es coherente. ¿Por qué hacer pagar a quien no es responsable de los entuertos y la picaresca de la casta del Bernabéu?
Sra. Merkel, si hacemos pagar a los ciudadanos aquello que es culpa de los especuladores banqueros, inmobiliarios y reguladores; si no imponemos normas estrictas de subsidiariedad fiscal desde la Unión Europea, pasando por los Estados, las comunidades autónomas o lands y los ayuntamientos, usted está legitimando el mal gobierno de administraciones y de corporaciones financieras y expúbliques, llevando a Europa a un camino sin salida. El viejo continente sólo se salvará si aumenta el poder central a cambio de deconstruir los estados grandes y dar a cada nivel la capacidad fiscal y la responsabilidad de gestionarla que le corresponde. Democracia y subsidiariedad estricta son el remedio.