Del Yo Acuso, al Yo Esto Lo Quiero Cambiar
Estos días de ruido, furia y Canet, me acuerdo mucho del detonante de mi entrada en política: todo se precipitó a partir de mi participación en un debate en TVE precisamente sobre la inmersión, tras el cual fui linchada
Estos días de ruido, furia y Canet, me acuerdo mucho del detonante de mi entrada en política. De que después de dejar pasar varios trenes, varias ocasiones de comprometerme, decidiera por fin dar el salto sin vuelta atrás en las pasadas elecciones catalanas. ¿Por qué entonces y por qué con Ciutadans?
Todo se precipitó a partir de mi participación en un debate en TVE precisamente sobre la inmersión. Mi defensa allí del bilingüismo y mi SOS a una audiencia nacional de la tragedia totalitaria que llevaba años mascándose en las escuelas catalanas desencadenó un ataque de virulencia sorprendente incluso para mí, que algo sabía ya entonces de linchamientos mediáticos y de que te busquen la ruina civil.
Lo sucedido en mi caso, que no era mi caso, sino el de toda Cataluña y el de toda España, se detalla en el siguiente informe, que mereció el amparo de la Asociación de Periodistas de Madrid y de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España -que no del Col·legi de Periodistes de Catalunya; sí de la asociación catalana de periodistas Pi i Margall-.
Desde la tribuna del Parlament, recibí un día el apoyo personal de un diputado del PSC, David Pérez. También de mi futuro compañero de escaño Nacho Martín Blanco… Al que siguieron muchos más apoyos, muchos más días, de dirigentes de C’s. Hasta que uno de ellos me dijo: ¿te vienes? Y lie el petate y me vine. A los que siguen en la trinchera informativa, ruego por favor que no dejen extinguir la memoria de lo que aquí cuento. Ni de lo que está viviendo la familia de Canet. Van a hacer falta muchos más Yo, Acuso para cambiar de verdad esto:
Del Oasis al Gulag catalán
La cacería política contra la libertad de prensa en Cataluña se intenta expandir al resto de España
El conflicto político y social conocido como el Procés lleva años alterando el normal funcionamiento de los medios de comunicación en Cataluña. En el siguiente informe se denuncian hechos graves considerados aisladamente, pero que, puestos en perspectiva, obligan a tomar en consideración la posibilidad de una ofensiva en toda regla para exportar la cacería política al resto de España y hacer retroceder la libertad de prensa de todo el país a niveles preconstitucionales
El contexto:
La alarma por la rápida desertización de lo que antaño se conoció como “el oasis catalán” no es nueva. Baste echar un vistazo a los siguientes enlaces. Obsérvese la rara unanimidad de fuentes y medios muy distintos en el mismo diagnóstico, bastante prolongado en el tiempo además. Fue en 2009 cuando la prensa catalana amaneció marcando el paso de un editorial único, algo que no se veía en España desde 1977, y que en democracia sólo se había dado en temas de mayúsculo consenso como la condena del terrorismo.
Esta vez se aplicó el mismo recurso extremo a una cuestión mucho más vidriosa y menos consensuada: negar de plano la facultad del Tribunal Constitucional para emitir sentencia sobre la reforma del Estatut. Estaba en juego, afirmaban, “la dignidad de Catalunya” como un todo monolítico. Es decir, quedaba excluido por “indigno”, y se invisibilizaba informativamente, cualquier enfoque alternativo dentro de la misma sociedad catalana. Se formalizaba el secuestro del todo por la parte.
https://www.lavanguardia.com/politica/20091126/53831123016/la-dignidad-de-catalunya.html
https://www.elplural.com/autonomias/cataluna/el-control-de-tv3-y-catalunya-radio_120573102
No es nueva, insistimos, la preocupación por la caída en picado de la pluralidad informativa en Cataluña. En general este problema se aborda -si se aborda- considerando el mayor o menor acceso de la ciudadanía a una información veraz y a una opinión honesta y contrastada. Suele abordarse menos considerando la mayor o menor dificultad de los profesionales de la información para realizar su trabajo.
Es la voluntad de este informe llamar la atención sobre la silenciosa muerte profesional y/o civil de muchos periodistas, analistas, responsables de servicios informativos y de espacios de opinión literalmente acorralados entre el pozo de una creciente precariedad laboral y el péndulo de una creciente intolerancia. Decir la verdad, o simplemente aquello que se piensa, es una actividad de alto riesgo en la Catalunya del Procés. Sobre todo entre la creciente legión de autónomos y falsos autónomos, pero también entre los contratados cada vez en peores condiciones, cunde el pánico a ser “vetados” y perder su sustento si el separatismo aposentado en las instituciones, o fuertemente subvencionado desde ellas, o ambas cosas, les señala como “enemigos” y pide que se les silencie.
Por ejemplo:
Que un exdiputado de ERC señale explícita y abiertamente a un periodista como “enemigo de Cataluña” suele desencadenar una cascada de insultos y ataques en redes que no todo el mundo tiene el ánimo de soportar. Más cuando esos insultos y ataques adoptan un tono soez y vejatorio difícil de imaginar en una sociedad moderna. Ahí van algunas muestras recientes:
La denuncia:
Anna Grau, periodista, miembro de la Asociación de la Prensa de Madrid (APM) y de la Federación de Asociaciones de Periodistas de España (FAPE), pide el amparo de ambas asociaciones, y desea poner además en conocimiento de otros colegios, sindicatos y asociaciones de periodistas, de la dirección de RTVE, del Defensor de la Audiencia de este organismo, de la comisión de control parlamentario de RTVE, de todos los grupos parlamentarios en el Congreso de los Diputados y del Parlament de Catalunya, los siguientes hechos:
El lunes 23 de noviembre de 2020 fui invitada a participar en el programa QUIÉN EDUCA A QUIÉN, emitido en TVE y conducido por la periodista Mamen Asencio. El objetivo era debatir los aspectos más controvertidos de la nueva ley de Educación (más conocida como ley Celaá), entre ellos la supresión del castellano como lengua vehicular. El programa, emitido en directo, consiguió reunir opiniones muy contrastadas y visualizar una rica diversidad de pareceres en torno a estos asuntos. Eso se puede comprobar visionando el vídeo completo en el siguiente enlace:
https://www.rtve.es/m/alacarta/videos/quien-educa-a-quien/programa-10/5722986/
Inmediatamente después de la emisión empecé a sufrir toda clase de ataques personales y descalificaciones en redes por defender el bilingüismo frente al modelo de inmersión monolingüe vigente en Cataluña y alertar de la fractura de la convivencia. Inicialmente fue una cascada de insultos aparentemente espontáneos, amparados por la libertad de expresión a pesar de su carácter soez, vejatorio y machista. Sin embargo, rápidamente tomó forma una estrategia organizada de señalamiento, con la participación de personajes tan significados como Beatriz Talegón, excandidata de JuntsXCat a las elecciones europeas:
https://www.elperiodico.com/es/politica/20190504/siete-vidas-politicas-beatriz-talegon-7433221
O Jair Domínguez, periodista estrella de TV3 en su día ya investigado judicialmente por disparar “simbólicamente” en un programa de TV contra dianas que tenían las caras, entre otros, del periodista Salvador Sostres, el rey Juan Carlos I o Carlos de Inglaterra:
Jair Domínguez me acusó en Twitter de ir “borracha” al programa de TVE, lo cual obviamente perseguía descalificar mis opiniones en aquel debate en concreto, pero también poner en cuestión la probidad de mi entero desempeño profesional, lo cual podría ser constitutivo de delito:
A la espera de estudiar si emprendo las acciones legales oportunas ante estos hechos –el grupo de C,s en el Parlament de Catalunya ya ha anunciado la presentación de una iniciativa parlamentaria al respecto-, quiero destacar aquí la verdadera razón de fondo de este señalamiento en particular, exagerado incluso para los estándares habituales hoy en Cataluña.
De todas mis intervenciones en el programa, la que más insultos ha provocado, con diferencia, fue mi recordatorio de la existencia de una entidad generosamente subvencionada por la Generalitat que se jacta de haberse dedicado a espiar si los niños hablan catalán o castellano en los patios de los colegios y a promover que se imponga el catalán como lengua única incluso para las actividades no lectivas. La noticia ni siquiera era nueva. Distintos medios de comunicación se habían hecho eco de ello hace tiempo, como acreditan los siguientes enlaces de prensa:
https://www.elmundo.es/cataluna/2019/07/19/5d30ca1221efa0536b8b458f.html
Yo misma he intentado clarificar la cuestión en el siguiente artículo, donde me limito a dar datos, todos ellos recogidos de la web de la propia entidad en cuestión, Plataforma per la Llengua, que cito a través de numerosos enlaces:
Para dar una idea cabal de lo que está en disputa, me gustaría reproducir aquí cómo la misma Plataforma per la Llengua describe su propia metodología de espionaje de la realidad lingüística en los patios de los colegios. Ellos son los primeros en admitir que han realizado su labor a espaldas de los responsables de los centros, de los padres de los menores “estudiados”, de tal modo que no pueden revelar en qué centros han llevado a cabo estas prácticas…¿quizá para no exponerse a denuncias? Con lo cual el pretendido “rigor” y toda la “fiabilidad científica” del susodicho estudio deviene incomprobable incluso para aquellos que lo han subvencionado con cientos de miles de euros:
“En los cincuenta centros educativos de la muestra hemos desarrollado una actividad que no tenía nada que ver con la lengua, pero que estaba diseñada para extraer los datos que nos interesaban. Los centros educativos tampoco han sido informados de toda la realidad de la actividad, sino que se les ha pedido su colaboración para una investigación de otro tipo a partir de una actividad lúdica en la hora del recreo. No ha sido posible informar a nadie del propósito de la investigación porque una parte de los sujetos del estudio era el profesorado, de modo que hemos evitado el riesgo de perjudicar la fiabilidad de los datos (cf. La paradoja del observador). Por este motivo, en este informe tampoco revelaremos ni el contenido de la actividad ni los centros que han participado en ella”.
Lejos de calmarse los ánimos ante la transparencia y la contundencia de estos datos, obtenidos de la misma web de la Plataforma per la Llengua, o de tratar de abrir un debate serio a partir de los mismos, la escalada de insultos y señalamientos contra mi persona se ha ampliado con un ataque frontal ya contra el entero debate en TVE, el programa y su presentadora, Mamen Asencio, lanzada desde Octuvre, plataforma digital liderada por Albano Dante Fachín, exlíder de Podem en Cataluña:
https://cronicaglobal.elespanol.com/politica/octuvre-albano-dante_369552_102.html
Octuvre ha amenazado con “desenmascarar” el “intolerable” comportamiento de mi persona, de la presentadora del programa, una periodista de larga y acreditada trayectoria, y de TVE en general, acusados todos de “manipular en contra del catalán, el euskera y el gallego” en un supuesto informe a elevar a la comisión de control parlamentario de RTVE:
La lectura detenida del “informe” pone los pelos de punta por varias razones. Sólo desde el fanatismo, la mala fe, o una peligrosa combinación de ambos, es posible defender determinado concepto de lo que es o debería ser un debate periodístico. Donde para empezar se parte del axioma de que sólo hay posiciones monolíticas “a favor” o “en contra” de las lenguas, sin matices de ningún tipo, donde se lanzan acusaciones tan graves como que TVE da facilidades técnicas para favorecer que “ganen” unas opiniones y “pierdan” otras y donde, en suma, a lo último que se presta atención es a la veracidad de los datos y la calidad de los argumentos. Obviamente descontentos con el resultado del debate, donde a su juicio no “ganaron” los partidarios de la inmersión, la exigencia viene a ser que no se dé voz ni visibilidad a ninguna discrepancia cualificada.
Como decíamos al principio de este escrito, esta realidad no es nueva, y por desgracia en Cataluña forma parte hace tiempo de la cotidianeidad de muchos profesionales de la comunicación. Pero este caso demuestra la voluntad de imponer en toda España la misma estrategia de amedrentamiento, intimidación, descalificación y cacería política de cualquier voz disidente, con más saña cuánto más incapaz se sea de confrontar sus argumentos y razones.
Por todo lo antedicho, pido el amparo de la APM, pido el amparo de la FAPE, pido ayuda para hacer llegar mi denuncia a las autoridades y a los órganos reguladores pertinentes, en mi defensa y en defensa de todos los profesionales de la comunicación de este país, a los que animo a unirnos y trabajar juntos en defensa de la libertad de prensa, de la libertad de todos.