Del infierno a los limbos

El Consejero Mas-Colell después de una larga reunión de traspaso con Oriol Junqueras, afirmó que todo quedaba en buenas manos. Cataluña ha salido del infierno autonómico donde, bajo bellas palabras de unidad, se le ha intervenido la Hacienda, se la ha condenado a un déficit fiscal estructural antisocial y se la ha discriminado culturalmente.

Ahora, hemos entrado en los limbos de la preindependencia, en los que el vacío institucional es casi absoluto. La prueba es que ni el Rey, saltándose las mas básicas normas de arbitraje y cortesía que la misma Constitución otorga a la Corona, se ha comportado correctamente, no recibiendo a la Presidenta del Parlamento, firmando un decreto de cese sin agradecer los servicios prestados, ni felicitando al nuevo Presidente. España decididamente ha empezado la desconexión. Y por esta vía los riesgos de patinazo serán elevados.  

Hay que ver como se desarrollará la gestión del nuevo equipo de Gobierno catalán. De entrada, la calificación de sus miembros es notablemente más alta que la del Ejecutivo español, basta fijarse en el dominio de las lenguas. Por otra parte, Junqueras ha planteado la fase preindependentista en la qué hemos entrado como un juego con multilateralidad de actores. Nunca como una acción unilateral, ni bilateral con el Estado español, para desesperación de hiperventilados independentistas o españolistas. En cambio, mencionó como actores a la gente y su voluntad democrática y movilizadora; la Unión Europea y otros Estados; y finalmente los mercados y las empresas.  

Junqueras, de formación en ciencias sociales y visión estructural de la economía, es de los pocos políticos a quienes he oído hablar de los retos demográficos de Europa en los próximos años. Factores demográficos y de estructura productiva que justifican mucho más el paso de Cataluña hacia los limbos.

Continuar en el infierno español es compartir espacio con unos territorios mayoritariamente envejecidos y subsidiados, donde el Estado, en vez de promover reformas en profundidad, continúa poniendo en riesgo las bases que lo sustentan con inversiones inamortizables como el AVE, vaciando la caja de la Seguridad Social, y castigando fiscalmente y con escasa inversión los territorios productivos del Mediterráneo que le podrían ayudar a salir del pozo. 

Que Cataluña está encarrilada lo indican: la amenaza del partido mayoritario de Bélgica, el flamenco NdVA, de hacer caer el Gobierno si no reconoce una eventual independencia de Cataluña; el nuevo eco ( y van….) favorable de la prensa internacional; y los silencios dudosos antes de la respuesta de ritual, del Presidente del Parlamento europeo Schultz, a la pregunta sobre Cataluña. Y que el desparpajo y claridad que ha demostrado el nuevo Presidente (sin prisas pero sin pausas), junto con la capacidad pedagógica en términos económicos de Junqueras, la sensibilidad sindicalista de Munté y el cosmopolitismo verde de Romeva forman una potente combinación.

Esta tendrá que dedicar mucho tiempo a recorrer las calles, los barrios, las empresas y las cooperativas del país, y a hablar con los interlocutores internacionales de los Estados y de los mercados. Hablando en plata, activarán positivamente, junto con la Generalitat y los ayuntamientos, cuatro de los cinco protagonistas del juego multilateral que se jugará en los limbos para qué Cataluña salga hacia el cielo, ni que sea pasando unos años de purgatorio. En solitario, el interlocutor español, situado al infierno, tendrá que acabar decidiendo si después de tocar fondo, continúa excavando, o pacta ayuda para que le echen una escalera de salvamento.