De Sumar a Subastar
Díaz nos anima a relajarnos, dejarlo todo en sus manos, Iglesias nos exigía militar en la revolución, estar en primera línea del frente, siempre dispuestos al asalto
La estrategia de Yolanda Díaz es radicalmente distinta que la de su antecesor, Pablo Iglesias. En Díaz todo son sonrisas, un tono bajo que obliga a afilar el odio en un entorno muy cuidado a caballo entre los Teletubbies y Hair el musical de los años 70 con canciones míticas como Let the sunshine.
En Iglesias todo era ardor de estómago, lucha antifascista, peligros en cada esquina. Díaz nos anima a relajarnos, dejarlo todo en sus manos, Iglesias nos exigía militar en la revolución, estar en primera línea del frente, siempre dispuestos al asalto.
La oferta de Díaz no es del todo a 100, es de pulserita de resort caribeño, todo incluido: dinero cada mes para los padres con hijos menores de 18 años, cuponazo al llegar a la mayoría de edad -que no se cobra hasta 5 años más tarde-, reducción de jornada laboral, incremento de sueldo, piso gratis, transporte gratis ¡qué más se puede pedir!
El que no vote a Sumar va a perderse una vida maravillosa que se asemeja a la que prometía el independentismo allá por 2017 cuando lleno Cataluña de carteles que garantizaban helado gratis para los niños cada día y que los abuelos no tendrían que ir nunca más al colegio a buscar a sus nietos. Por cierto, que gente tan triste es la que cree que para un abuelo ir al colegio a buscar a su nieto es un sacrificio.
Díaz no es tonta, aunque nos habla muy lento como si creyera que el resto tenemos dificultades de comprensión. La líder comunista gallega, ¿qué tendrá Galicia, que es la cantera de tantos presidenciables y presidentes de gobierno (Fraga, Rajoy, Yolanda Díaz, Feijóo)? Es como el profesor Tornasol, el entrañable personaje de Tintín, que abría su gabardina y llevaba desde un paraguas, a una jaula o un crecepelo, ella tiene solución desde el gobierno para todo.
La idea central del yolandismo es que nuestra vida no depende de nosotros, podemos no hacer nada, solo disfrutar del paisaje, ella desde el Gobierno se ocupa de todo: tendremos supermercados públicos y empresa energética pública en un ejercicio de asimilación de lo público a lo gratuito.
Díaz nos propone la nothing box en estado perpetuo y todo ellos financiado con impuestos para los ricos ¡una bicoca! Casi sucumbo, estoy tentado a votar a Yolanda Díaz para disfrutar de las ventajas de su mundo utópico: dejaré de ser autónomo trabajando todos los días a todas horas para ser funcionario trabajando 32 horas de lunes a jueves, podre impagar la hipoteca porque los bancos son un esbirro del capitalismo, tendré energía -como no verde- gratis, un transporte público -ecológico indudablemente- y podré acoger a 10 adolescentes en mi casa que se financiarán su propia existencia porque Yolanda les dará un sueldo Nescafe de 20.000 eurazos a cada uno, en total 200.000 euros de una tacada.
Solo me queda una duda por despejar antes de dar mi voto a Yolanda para entrar en esa arcadia feliz. Como dijo Margaret Tatcher: “Gratis no existe, es que lo paga otro” ¿Quién va a pagar todo eso?
La realidad es muy distinta, cada día sale el sol y el destino está en nuestras manos, podemos no hacer nada y es seguro que nos irá mal. Podemos intentarlo y quizás también nos vaya mal. Podemos perseverar y, así, salir adelante. Arriesgando puedes encontrar el fracaso a la vuelta de la esquina, en la indolencia está el camino garantizado a la depresión.
El adversario de Feijóo no es Vox, es la pulserita todo incluido que promete Yolanda Díaz
La nueva moda de los trackings diarios que publican ABC, El Mundo y El País nos despejan la incógnita de quién va a ganar el 23 de julio, Feijóo va a ser la fuerza más votada. Esos mismos trackings que dan una ventaja más o menos confortable al PP muestran una batalla abierta por la tercera plaza.
Hasta ahora la España oficial y publicada parece temer más a Vox que a Sumar mientras la calle está en lo contrario. A Feijóo no le basta con vencer necesita, por si acaso, el comodín de la llamada que se llama Vox y para tenerlo no debe caer en comprar el relato de sus adversarios, Vox y Sumar no son dos extremos equivalentes.
Si Feijóo sigue avalando esa tesis no perjudicará a Vox, al haber pactado con ellos en muchos lugares para garantizar la alternancia destruirá sus posibilidades porque su destino ya está irremisiblemente unido al de Abascal. El adversario de Feijóo no es Vox, es la pulserita todo incluido que promete Yolanda Díaz.