De los polvos de Spanair a los lodos de Catalana d’Iniciatives

Que lo de Spanair era una temeridad lo decía mucha gente. Salvo, claro está, los medios de comunicación que siempre están próximos al poder sea cual sea su color y moralidad política. Se lo escuché decir a empresarios de diferente signo, pero algunos picaron, pusieron su dinero y, claro, lo perdieron.

Entre los que entraron en la aventura la mayoría eran nacionalistas. El actual presidente de Femcat, Miquel Martí; el empresario zapateril de la comunicación Jaume Roures; su socio Tatxo Benet; o el número dos de Comsa-Emte, Carles Sumarroca fueron algunos de los paganos de aquella fiesta de las vanidades en la que oficiaron de brujos de la tribu otros empresarios más listos (no pusieron un euro de su bolsillo) como Joan Gaspart, Rafael Suñol y Carlos Tusquets.

 
Asistimos al entierro de una iniciativa de aquellas que Catalunya lucía cuando era la avanzadilla de España

Al final ni tan siquiera los que se jugaron su patrimonio a título individual (pero mediante créditos del Institut Català de Finances) se rascaron el bolsillo de manera directa.

Hoy asistimos al entierro de Catalana d’Iniciatives, una buena y pionera empresa de capital riesgo donde el sector público y el privado coexistían. Una iniciativa de aquellas de cuando Catalunya era la avanzadilla de España. Fallece porque la crisis es dura con todos, pero sobre todo con aquellos que como esta entidad se dejaron hace apenas unos meses casi 20 millones de euros entre capital y avales en la locura de la aerolínea catalana de bandera. Aventuras que se pagan, no les quepa la menor duda.