De los ovnis a los brotes verdes
Los brotes verdes de la economía vienen a ser como aquellos antiguos Objetos Voladores No Identificados, los OVNIS de nuestra infancia, algo que se ve, o se cree ver, pero que no podemos fácilmente asociar con nada conocido hasta ahora. Los más fantasiosos les daban inmediatamente carta de naturaleza extraterrestre y los convertían sin más averiguaciones en modelos de platillos voladores enviados desde algún planeta lejano y con intenciones no muy amistosas. Los menos dados a ensoñaciones, los más escépticos, sencillamente constataban su incapacidad para determinar con exactitud de qué se estaba hablando. Pero el debate sobre los ovnis pasó de moda.
En estos momentos el tema preferido para la controversia no son ya aquellos extravagantes ovnis, sino los dichosos brotes verdes, pero… ¿qué son? ¿en qué consisten? La respuesta no debe ser fácil. Políticos eminentes, y otros que sin serlo también opinan con aparente criterio, sesudos catedráticos, finos analistas y agudos observadores de la realidad económica no parecen ponerse de acuerdo en una única contestación.
Y, sin embargo, cuando no son tomados de uno en uno y se amplia la muestra, cuando se recurre a una encuesta y se suman las miles de respuestas que se ofrecen en una u otra dirección, la mayoría parece inclinarse a favor de su existencia. Eso es al menos lo que podríamos deducir del último barómetro del CIS que se hizo público ayer. Los ciudadanos se lo creen: el número de los que están convencidos de que en un año la situación mejorará crece; ligerísimamente, pero crece.
La misma tendencia se advierte en cuanto al grado de preocupación manifestado por los encuestados acerca de la crisis y sus consecuencias. Aunque siguen constituyendo, con diferencia, los principales motivos de angustia para la mayoría de la población, los datos muestran una corrección a la baja respecto al sondeo de mayo. Si entonces el paro era el principal problema para el 77,3% de los encuestados, ahora lo es para el 73,8. Y lo mismo ocurre con el segundo problema, las consecuencias en general de la crisis económica, aunque aquí el descenso es de apenas unas décimas.
Y si los ciudadanos se lo creen, no duden ustedes que ya tenemos una primera piedra, o chinita, de la recuperación, porque seguramente uno de los brotes verdes más potentes que podemos encontrar, si es que existen, es la confianza de las personas, ese motor económico tan mal evaluado que tanto conduce a error a los economistas más prestigiosos que la desprecian en sus análisis.