De los fogones al éxito empresarial: las lecciones de nuestros chefs

Tras el éxito de Arzak y Ferran Adrià, el mundo de la alta cocina en nuestro país sigue viviendo una época dorada

En su momento, Arzak sentó las bases de la calidad y la emoción. Sobre estos cimientos, creció  una generación de cocineros vascos que pudo mirar por primera vez de tú a tú a sus colegas franceses, que históricamente habían ostentado el trono. 

Ferran Adrià llegó después, convirtiéndose en un icono mundial de la innovación y de la libertad creativa. Adrià inventó nuevas expresiones, exploró códigos diferentes, sentó a la mesa la cultura y la belleza. Con su trabajo, impulsó una estirpe de cocineros que han seguido evolucionando a partir de su propuesta.  

Ellos, y otros como Ruscalleda o los hermanos Roca, nos han enseñado cuatro estrategias que, de ser asumidos por la cultura empresarial, nuestro mundo económico avanzaría de modo notorio:         

Aprendizaje continúo

En el mundo de la alta cocina se organizan numerosos foros y seminarios en los cuales los grandes chefs aprenden los unos de los otros. Es habitual ver a Arzak en primera fila tomando nota. 

A pesar de tocar la excelencia, estos grandes profesionales sienten la necesidad de actualizarse. Esta actitud denota curiosidad, afán de superación y, lo que es más importante, humildad; no dan nada por sentado.

Se llevan bien entre ellos

Arzak primero y luego Adrià han utilizado su papel de referente para crear una cultura de respeto y afecto entre los miembros de su colectivo. 

Quien, en general, se lleva bien con sus colegas y competidores, y fomenta la cordialidad, suele ser un profesional con talento. Justamente porque es bueno en lo suyo, no se siente amenazado y tiene la capacidad de admirar las competencias de los demás. Donde hay talento genuino, suele haber una buena cultura relacional. 

Creatividad

La creatividad ha cambiado el rumbo de la gastronomía para siempre. Los grandes chefs son, por encima de todo, grandes creadores. Decidieron concentrar su talento, por fortuna para nosotros, en la cocina, pero es probable que muchos de ellos hubieran sido capaces de innovar en cualquier otro campo, porque son creatividad en estado puro. 

Libertad

Los chefs que han abierto camino en la gastronomía lo han conseguido porque han explorado territorios que nadie había pisado antes. En algunos casos, tenían una intención intelectual;  en otros, actuaban de manera intuitiva. Sus logros se deben, por encima de todo, al hecho de haberse atrevido a actuar desde la libertad. 

De los cuatro elementos que definen el éxito de la alta cocina -aprendizaje continuo, buena cultura relacional, creatividad y libertad-, nuestro mundo empresarial adolece de todos ellos de modo preocupante.

Pero es quizá la incapacidad para actuar en un marco de libertad intelectual lo que coarta más la capacidad de crecimiento y liderazgo de nuestras organizaciones.

Arzak, Adrià, Ruscalleda o los hermanos Roca han revolucionado su mundo, son admirados a nivel internacional de manera incontestable; han alcanzado la excelencia. Los tenemos muy cerca; aprendamos de ellos.