Innova | De lo fantástico a lo real
Para poner en valor los avances que narraremos en ‘Innova’, necesitaremos una adaptación cultural que tendrá que basarse en una nueva modalidad educativa
Para inaugurar Innova, el nuevo espacio de Economía Digital dedicado a la innovación, quiero proponeros la siguiente reflexión. Será el punto de guía que regirá la nueva serie que ya estamos grabando.
Viendo películas de ciencia y ficción, siempre he pensado que los directores y los guionistas no son solo artistas con una gran capacidad de imaginación, si no que están muy bien documentados sobre los desafíos que la ciencia quiere superar. Sobre estas aspiraciones construyen sus historias.
Ya en los ochenta y noventa, por ejemplo, me impactaron películas como Blade Runner (1982). Ambientada en el siglo XX, habla de ingeniería genética aplicada a robots (los nexus 6), virtualmente idénticos al hombre pero superiores en fuerza y agilidad (los replicantes).
Otra fue El quinto elemento (de 1997) donde cada 5.000 años se plantea la abertura de una puerta entre dos dimensiones. En una dimensión, el universo y la vida. En la otra, un elemento antienergía: la antivida: el quinto elemento. Entre otros avances, podemos ver una ciudad con coches voladores.
Matrix, de 1999, se centra en un programador de una compañía de software. En su tiempo libre era un hacker… hasta que un día entra y vive en otra dimensión: la virtual.
También películas de los primeros años de los dos mil, como A.I., del 2001, en la que, en un mundo futuro, los seres humanos conviven con sofisticados robots .Solo las emociones diferencian a los hombres de los robots, hasta ellos mismos se programan para amar, dejando a los hombres si un plan con el que gestionar las consecuencias de androides con sentimientos.
Minority report (del 2002) se ambienta en el 2054. Nos enseña una policía que utiliza tecnología psíquica para leer en el cerebro. Así previene los crímenes.
Todo lo que estas películas nos mostraban estamos a punto de verlo realizado dentro de muy poco. La innovación ya está aquí.
Retos y peligros de la innovación
Ya tenemos experimentos de movilidad autónoma tierra/aire con drones para el transporte y de robots siempre más sofisticados e inteligentes. Gracias al 5G estaremos listos para la interconexión de todos los aparatos electrónicos y de éstos con nuestro cerebro a través de unas pulseras, que leen las olas neuronales (proyecto e investigación anunciado por Facebook).
Gracias a la computación cuántica, su rapidez y capacidad combinatoria, se multiplicarán las soluciones a problemas que el mundo digital actualmente no puede abarcar. Una revolución increíble que nos proporcionará muchísimas oportunidades, pero también muchísimos retos y peligros.
La ética, las leyes y el uso consciente de las herramientas tecnológicas serán las claves para disfrutar de los avances y reducir los enormes riesgos del nuevo mundo
Entre las oportunidades, hoy ya tenemos conocimiento y aprendizaje en línea con gafas virtuales, mañana tendremos el “conocimiento on demand”, que llegará directamente al cerebro en tiempo real con implantes de nanotecnología.
Una parte de la jornada ya la podemos trabajar en remoto. Pronto podremos curarnos en muchos casos en nuestra casa conectados con nuestro medico u hospital; viajar en vehículos autónomos individuales y colectivos, mientras que con la inteligencia artificial, que aprende de las experiencias, podremos obtener el máximo de la personalización en la utilización de productos y servicios.
Mejorará la eficiencia en nuestra vida privada, profesional y también seremos activos por más años. Nuestra vida, gracias a la ingeniería genética, a la robótica y a la cibernética será bastante más duradera. Tendremos más tiempo a nuestra disposición para dedicarlo a la familia, aficiones o para pensar. Obviamente tendremos muchos retos.
Nuevos modelos de vida
Entre ellos, los de adaptar nuestros modelos de vida, transformar los negocios, construir nuevos ámbitos de sostenibilidad económica, social y energética –este último absolutamente vital para sostener las infraestructuras tecnológicas— son la base de nuestra futura existencia.
Para poner en valor estos avances necesitáremos una adaptación cultural que tendrá que basarse en una nueva modalidad educativa. Por ejemplo, el “conocimiento on demand, directo y visualizado” necesitará una educación centrada en enseñar métodos para ordenar las conexiones entre las infinitas informaciones, en enseñar la gestión de la inteligencia emocional, de la empatía, de la intuición, en desarrollar la capacidad de visiones holísticas, en cooperar, colaborar…
También existen grandes peligros: como una mayor vulnerabilidad personal, de las empresas y de los Estados. Los aparatos conectados serán potencialmente infinitos, aumentando así la vulnerabilidad. Las informaciones (los datos) serán tantos y tan precisos que los riesgos de un control de nuestras vidas, de nuestras acciones y actividades, puede ser total. Y los riesgos de la ciberseguridad son muy elevados.
Solo la ética, las leyes y el uso consciente de las herramientas tecnológicas serán las claves para disfrutar de los avances y reducir los enormes riesgos derivados del nuevo mundo que el ser humano está creando. Que el ser humano no olvide que el progreso se fundamenta en el respeto de uno mismo.