De las llamas a las urnas: radicales o ‘moderados’

Los disturbios en Barcelona han sacudido el escenario preelectoral y el resultado del baile de votos es imprevisible

Cuando lo peor de los disturbios ha quedado atrás hay que esperar un poco, a ver cómo queda el panorama cuando vaya bajando la espuma. ¿Quién perderá votos a causa de los disturbios de Barcelona? ¿Quién puede ganarlos?

A la hora de entrever tendencias es obligado tanto dibujar paralelismo entra radicales y moderados a uno y otro lado de la zanja como diferenciar entre Cataluña y España. En España, la condena de los hechos de Barcelona es unánime mientras que en Barcelona ha estado a punto de acabar con el govern presidido, que no dirigido, por Quim Torra.

Si algo parece asegurado es que el paisaje electoral posterior a las batallas no va a ser el mismo que el de antes. El baile de votos alcanza niveles de coctelera agitada por brazos compulsivos.

La  digestión de la primera semana de reacciones a la sentencia va a ser lenta y pesada. Cuando los demonios salen a la luz y encienden llamas, una cosa es conjurarlos para que vuelvan a sus insondables profundidades y otra muy distinta apagar las brasas humeantes.

Puede que a la postre todo quede más o menos como antes, sin ganadores ni perdedores, pero lo más probable es que ni los últimos sondeos, los anteriores, ni los que se realicen en estos días arrojen luces fiables sobre los cambios de voto.

Eso, los pequeños cambios, es lo que miden, con mayor o menor fortuna, con mayor o menor desviación intencionada, los profesionales de la demoscopia. Los grandes, como bien pudiera ser el caso, son impredecibles.

La irrupción de la CUP puede arrastrar un voto que prefiere cerrar los ojos y dejarse llevar por la furia y la impotencia

Lo que puede mover el voto en el conjunto de España es la aprobación o el rechazo de las actuaciones del gobierno de Sánchez, que muchos consideran tibias y blandengues.

Lo que puede moverlo en Cataluña es la cobertura a la violencia callejera de una parte del independentismo. No tanto la pérdida de virginidad del pacifismo sin fisuras, ya irreversible, como el grado de acuerdo o desacuerdo con el cambio de paradigma.

Avales a la violencia

Es pronto para saber qué proporción del electorado independentista equipara la violencia policial a la de los jóvenes vándalos que lideraban las barricadas. Más aún, una parte de los líderes de opinión del procés van más allá y culpan a las policías, también a la «propia», de provocar la reacción autodefensiva de los airados.

Sin necesidad de entrar en polémicas ni de calibrar imágenes muy desagradables, lo más importante a nivel de relato es que no pocos de los sempiternos predicadores de la no-violencia han avalado, justificado o explicado ahora la violencia, en vez de condenarla con la rotundidad de siempre.

Artur Mas y el conseller Miquel Buch han sido crucificados por ponerse del lado del orden mientras que Torra es ensalzado por no oponerse a los protagonistas del desorden. ¿Cómo se traduce eso en votos para JxCat? Puede que la doblez y la contradicción acabe en tablas o por arrojar un incremento en vez de una merma en propio electorado potencial.

El factor CUP

Que el president haga campaña a favor de la CUP no significa que los votos del catalanismo bienpensante de JxCat, cada vez más irritado, vayan a desplazarse hasta una opción antisistema como la CUP. Puede que tampoco hacia ERC, puesto que si algo mantiene unidas las dispares sensibilidades de esta amalgama es una común obsesión por destruir ERC, o por lo menos evitar que consolide su hegemonía.

De todos modos, la irrupción de la CUP, acompañada o no de las hogueras, puede arrastrar un voto que prefiere cerrar los ojos y dejarse llevar por la furia y la impotencia antes que pararse a analizar la situación.

A ello hay que añadir que buena parte de los votantes de la CUP en las autonómicas y municipales optaban por ERC o por Podemos en las generales, cosa que ahora no van a hacer, ya que pueden seguir, incuso mas motivados, votando a la opción más radical.

A más ERC, mayor tranquilidad

Mucho más que el resultado de la ambivalente y contradictoria JxCat, el avance de la CUP y la resistencia de ERC al desgaste por haberse desmarcado sin dudarlo de la violencia y la idea subyacente de que acercaba la independencia hasta el alcance de la mano van a ser las dos claves del análisis en Cataluña tras las urnas del 10-N. A más ERC, mayor tranquilidad, y viceversa.

Asimismo, mucho más que el resultado del PP, que ahora se mueve entre el centrismo y la ambivalencia, los dos vectores a tener más cuenta en el conjunto español van a ser, por una parte, el nivel de apoyos en las urnas al PSOE frente a las reclamaciones de mayor dureza de la derecha, y por otra el posible y temible avance de Vox.

La debacle prevista para Ciudadanos, que nada parce ser capaz de frenar y todo acelera, puede comportar avances en casi todos sus rivales. La fuga de votos de Rivera beneficiará a los socialistas, a los populares y a Vox. A saber en qué proporción.

Cuando se sepa, podrán hacerse cábalas y previsiones más afinadas sobre los próximos años de la política hispana, incluida la catalana.

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