De la crisis del sistema al caos creativo

Que la situación económica es caótica ya no lo discute nadie: en este tema hay absoluta unanimidad. Lo que ahora agradeceríamos es que no sigamos por la teoría del caos, es decir, cuanto peor mejor, que es lo que parece que más se adapta a los estrategas de a río revuelto ganancia de pescadores. Lo que está en juego no admite frivolidades ni trivialidades.

Hace meses que vemos distintas reflexiones de diferentes estamentos que van generando más y más confusión: el gobierno reconoce que no puede poner más medidas en circulación porque no tiene instrumentos y que las que ha desarrollado ayudan pero no solucionan el problema; los bancos no dan créditos, pero cuando reciben inyecciones de dinero lo utilizan para provisionar sus crecientes tasas de morosidad; se hacen esfuerzos ingentes para ayudar a sostener al sector del automóvil, especialmente con dinero público, pero especialistas indican que la demanda de vehículos estará frenada durante bastantes años, si no hay ventas difícilmente se fabricará, y caso de fabricar todos coinciden en que deben ajustarse considerablemente los costes.

Va siendo hora de empezar a ponernos serios y admitir que para salir de la crisis lo primero es reconocer que todo lo que la ha provocado forma parte del problema y no de la solución y en consecuencia seguir por la senda de parches Sor Virginia puede aliviar un ratito pero lo fundamental es sacudir los cimientos del sistema económico, separar el grano de la paja, lo podrido de lo sano y apostar decididamente por los sectores emergentes que van a liderar el siglo XXI, telecomunicaciones, energía en todas sus formas, biotecnología, telemedicina, logística del transporte, aeronáutica, robótica , etc. Creo, sinceramente, que cada vez hay menos margen para el diletantismo e intentar contentar a todo el mundo. Los retrasos en las decisiones los pagaremos muy caros.