De Gaza a Tel Aviv

Humaredas en Gaza. Suenan las sirenas en Tel Aviv. El Consejo de Seguridad de las ONU se ha reunido con el resultado inocuo de tantas otras veces, en referencia a unos de los conflictos más enrevesados del mundo. Resolución tras resolución, nada cambia y en esta ocasión peligra enormemente la tesis de los dos Estados. ¿Es eso una nueva intifada?

En estos casos la cuestión es qué respuesta dar a una ofensiva y hasta qué punto va a ser proporcional o no. En un interminable conflicto enquistado en Oriente Medio un primer dato es que Israel tiene derecho a garantizar su supervivencia y que de otra parte solo un gran acuerdo logrará conciliar la zona. En realidad, Hamas nunca ha explicitado su reconocimiento del derecho a existir de la democracia israelí.

Pero ahora mismo lo que se pregunta la opinión pública israelí, y la de todo el mundo, es si la represalia de Netanyahu propicia el acuerdo o solivianta más los ánimos. Lo cierto es que la agresión –sea o no de Hamas– ha procedido de Gaza. Son misiles de nuevo alcance que se han estrellado en su mayoría con el escudo antimisiles israelí.

El contra-ataque de Israel en Gaza ¿es un legítima defensa proporcionada o la oportunidad para una agresión? Muertos contra muertos. Y a la vez existe una legitimidad de Estado de Israel –ciertamente, discutida incluso en Israel– 
para defenderse de un entorno que siempre ha sido hostil. Entre otras cosas, nadie duda que Hamas tenga connotaciones terroristas, del mismo modo que la Hizbolá atacó Israel en la segunda guerra del Líbano. Muertos contra muertos. Asesinato de un joven palestino en Jerusalén.

 
No se puede desestimar que el mundo está por otras cosas y que el conflicto árabe-israelí es algo más bien incómodo.

Para quien tenga presente el bullicio de Tel Aviv y la vitalidad de sus playas, pensar que sea una ciudad amenazada por los lanzacohetes de Gaza es casi inconcebible. Una parte significativa de la opinión pública de Tel Aviv es partidaria de la tesis de los dos Estados y de la necesidad urgente de pacificar este momento. Como siempre, Jerusalén es otra cosa.

El ataque quizás no provenga directamente de Hamas, pero cabe la sospecha de que los nuevos misiles han sido lanzados por su brazo militar, las brigadas al-Quassan. Todo comenzó con el asesinato de los tres jóvenes israelís secuestrados en Gaza. Es extraño porque ahora existía un pacto no escrito –dice Le Point– por el que el Gobierno de Gaza se comprometía a que no hubiese lanzamiento de misiles contra Israel. Papel mojado, por lo que se está viendo.

¿Va Netanhayu a ceder el paso a sus socios extremistas de Gobierno? El Gobierno de Israel sabe que en caso de destruir Hamas aparecía una nueva rama de jihadismo. Por el mismo motivo, ¿interesa a Hamas hurgar en esa nueva confrontación?

Tampoco se puede desestimar que el mundo está por otras cosas y que el conflicto árabe-israelí es algo más bien incómodo. Lo menos que puede decirse es que la estimación es de una frivolidad total.