De cómo Iglesias le ‘come la tostada’ a Sánchez, otra vez
Cuando no se tienen las cosas claras, cuando se sale a la palestra obligado a decir confusas ambigüedades porque en realidad no se sabe qué decir, cuando eso ocurre pues lo que suele suceder es que el adversario, como quien dice, te come la tostada, te toma la iniciativa y te proporciona un nuevo golpe que te pone al borde del KO y a punto de irte a la lona.
Por razones que ya hemos comentado en otros artículos, el PSOE está defendiendo un no a la investidura de Rajoy que ni siquiera ellos entienden bien; que saben que no será sostenible porque, al carecer de una mínima alternativa, o se abstienen finalmente o se verían abocados a unas terceras elecciones donde tienen todas las de perder.
Lo saben Alfonso Guerra, Felipe González, Josep Borrell, Guillermo Fernández Vara… y una mayoría de su electorado como ha mostrado recientemente una encuesta de Metroscopia para El País donde un 70% de los votantes socialistas eran favorables a una abstención que permitiera la investidura de Rajoy.
Pero por ese tacticismo y esas guerras internas a las que tan aficionados se han vuelto los líderes del PSOE, la postura oficial se mantiene en el no, en un no que cada vez explican peor, y si no vean las patéticas recientes declaraciones de Antonio Hernando, el portavoz del PSOE, pidiendo que Rajoy aprenda catalán para que así le sea más fácil alcanzar la presidencia del Gobierno. De verdad, muy lamentable.
Como no saben qué hacer y, por tanto, qué decir, son capaces hasta de resucitar a sus adversarios, tan malheridos o más que ellos tras los últimos resultados electorales. Y así, Pablo Iglesias, se permitió ayer martes el lujo de marcar el terreno y situarse como el nuevo líder de la oposición si Pedro Sánchez no seguía sus propuestas.
¡Qué paradoja! Pablo Iglesias, el hombre que fracasó estrepitosamente en su objetivo de sobrepasar al PSOE, el que proporcionó a Sánchez el único motivo que tenía para una sonrisa la noche del 26J, el político en declive que ante su decadencia ve cómo se distancian sus aliados en Podemos, ayer renacía de sus brasas y se presentaba ante la prensa marcándole al PSOE, con cal, las líneas del terreno de juego.
¿Y los socialistas? Pues, nada, con el argumentario aún del día anterior. Pero, señores, ¿qué parte de los resultados del 26J no han entendido?