De Borràs y Ponsatí a Pérez de los Cobos
La reforma más importante a llevar a cabo en España no es otra que la de devolver a la justicia el prestigio que desde los poderes ejecutivo y legislativo se le ha quitado.
Elegir entre el bien y el mal es libre. En nuestro país la justicia ha perdido valor. El prestigioso abogado José María Fuster-Fabra afirmaba tras leer la sentencia a Laura Borràs, condenada por fraccionar contratos a cuatro años de cárcel, pero que en la misma sentencia se recomienda una reducción vía indulto de dicha condena, que en 40 años de ejercicio solo había visto un caso parecido en una sola ocasión.
Cuarenta y ocho horas antes de la sentencia de la aún presidenta del partido de Puigdemont y de algunos de los corruptos más ilustres de la historia de Cataluña como Millet, Alavedra o Pujol Jr, habíamos visto como Clara Ponsati, prófuga de la justicia se permitía el lujo de humillar a la justicia en un simulacro de vuelta a su país, España, tras haber sido modificado el código penal para que los graves delitos por los que otras personas fueron condenados queden, en su caso, impunes.
Marlaska y Digo Pérez de los Cobos
Entre ambos momentos de sumisión de la justicia al poder político, el ministro del Interior dijo que en ningún caso pensaba cumplir la sentencia que obligaba a restituir en su trabajo al coronel Diego Pérez de los Cobos, no sin antes lanzar contra él graves insidias no demostradas.
El intento de sumisión de la justicia al poder político no es noticia, la indefensión de la justicia para poder ser aplicada debido al papel activo de desactivación de la misma por parte del poder ejecutivo, si es noticia, la autocensura de un todo un tribunal superior de justicia recomendando un indulto parcial hacia alguien que ha prevaricado da muestra del nivel de baja autoestima al que ha llegado la magistratura, eso también es noticia.
Que el ministro del interior, que además es juez de carrera, afirme que no va a cumplir una sentencia judicial, no debe escandalizar a nadie. En el contexto político en el que estamos no es un hecho aislado, es lo normal en el marco político que vive nuestro país.
Los jueces dejan que se monte un teatrillo para detener con prensa y entre risas y sonrisas a Clara Ponsatí y se autoenmienda en una sentencia porque antes desde el gobierno se ha acusado a los jueces de machistas, ultraderechistas y se ha afirmado desde despachos oficiales que son residuos del franquismo. Los jueces han sido equiparados por el gobierno a los empresarios y a los hombres en general, a los que la secretaria de estado de igualdad considera -así en general- peligrosos violadores.
Atacar hoy a la justicia sale gratis
En un futuro, con otro gobierno, incluso de izquierdas, pero que fuera defensor convencido de la separación de poderes, la reforma más importante a llevar a cabo en España no es otra que la de devolver a la justicia el prestigio que desde los poderes ejecutivo y legislativo se le ha quitado.
El ataque desde los otros dos poderes al judicial no es coincidencia, legislativo y ejecutivo se han fusionado en uno solo, el legislativo es una mera transmisión acrítica del ejecutivo y entre los dos han devorado al tercer pilar del estado de derecho que ha quedado indefenso por desprestigio. Atacar hoy a la justicia sale gratis.
Los partidos y sus líderes, quizás cansados de ser las instituciones peor valoradas por la sociedad, decidieron no introducir ninguna mejora en su proceder, sino mejorar su situación en la escala a base de degradar a otros: la policía, la justicia y la monarquía.
Lo han conseguido, pero no se dan cuenta que ellos se irán por el sumidero junto al resto.