De Benegas a Illa y de Ardanza a Aragonés
A solo 11 días de la repetición de los comicios catalanes, el PSC de Illa podría plantearse apoyar a ERC si así lo ordenara Ferraz, algo de lo que ya ha habido precedentes
Corría noviembre de 1986 y se celebraban unas elecciones atípicas al Parlamento vasco dado que el Lehendakari, Carlos Garaicoetxea, se había escindido del PNV y se presentaba con su propio partido, Eusko Alkartasuna (EA).
En junio de ese mismo año Felipe González había revalidado su mayoría absoluta, aunque a la baja dado que los magníficos 202 diputados de 1982 eran irrepetibles. A un contexto de tensión política por el divorcio entre nacionalistas derivado de la visión competencial, territorial y el papel de las diputaciones forales se añadió la tensión terrorista dado que en ese año hubo de 41 víctimas de ETA, todas merecedoras de memoria.
Las elecciones vascas de 1986 arrojaron como resultado la victoria del candidato socialista Txiqui Benegas, por dos escaños de ventaja por encina del PNV, que ocupaba el segundo lugar y la EA del Lehendakari saliente quedaba en tercer lugar. Casi una copia del resultado de las elecciones catalanas de febrero de 2021 con el PSC en primer lugar y los dos independentistas en segundo y tercer lugar.
Los aliados del PSOE
El Partido Socialista siempre ha preferido pactar con el nacionalismo catalán y vascos que con el PP, la excepción fue las elecciones vascas de 2001 en las que Redondo Terreros y Mayor Oreja no consiguieron mayoría para gobernar y las de 2009 en las que Patxi López no pacto con el PP sino que este le regalo los votos a cambio de nada para evitar un gobierno nacionalista por primera y única vez en el País Vasco.
En invierno de 1986 esos resultados tuvieron grandes similitudes con los de Cataluña en 2021 dado que por la parte baja de los resultados el PP obtuvo solo dos escaños y el CDS 1, al igual que hoy en Cataluña las fuerzas políticas moderadas y respetuosas con la legalidad y las instituciones mostraron una gran debilidad.
Podría parecer a los ojos del lector actual que el pacto natural era entre PNV y EA que sumaban 30 escaños pero la realidad fue que la primera fuerza, el PSE de Txiqui Benegas entrego el Gobierno Vasco y la Lehendakaritza a José Antonio Ardanza (que quizás hoy militaría en el PP) y pacto con los de Sabin Etxea.
Bajo la falsa argumentación de evitar la entrada en el gobierno de una agenda más radical, en especial con la anexión de Navarra, que defendía EA, lo que subyacía en el movimiento socialista era asegurarse el apoyo de la llamada minoría vasca en el Congreso de la Diputados en un contexto de reducción de apoyo electoral del PSOE a nivel nacional. Se imponía la política nacional frente a la dinámica nacionalista vasca.
Hoy en Cataluña ocurre algo muy parecido, al PSOE no le interesa la repetición electoral ¿Y si no gana Illa? Y lo que es peor ¿Y si se desestabiliza su socio preferente y preferido que no es otro que ERC?
La ERC y Junts de hoy no se parecen en nada al PNV y la EA de 1986, las dos fuerzas catalanas independentistas actuales se identifican y vanaglorian a Herri Batasuna/Bildu, pero al igual que las dos fuerzas hermanas y enfrentadas de ese momento en la País Vasco, los independentistas catalanes tienen problemas de entendimiento entre ellos y antes de una repetición electoral que podría dar alas al PP recuperándose algo de su fracaso en febrero o dar la victoria a Junts,
¿Puede el PSOE se plantearse que Salvador Illa haga de Txiqui Benegas y entregue el poder a la segunda fuerza política, que es ERC?
Illa lo niega, Benegas también intentó formar gobierno con Euskadiko Ezkerra de Juan Mari Bandrés, que años más tarde se integraría en el PSOE, pero fracaso y acabo cediendo, a regañadientes, a las presiones de Moncloa y de Ferraz.
Quedan 11 días para que termine el plazo que llevaría irremisiblemente a la repetición electoral que el PSOE y Sánchez no desean en forma alguna, si Junts y ERC persisten en su animadversión contumaz a Salvador Illa le llegará la orden de Ferran y de Moncloa y al igual que las instrucciones de las escuderías en los grandes premios de Fórmula 1 le ordenarán dejarse adelantar y, si no hay más remedio, investir a Pere Aragonés.