De Alfonso y Fernández Díaz deben explicarse
Es grave. Se considere o no habitual, se dé por hecho o no, un ministro del Interior no puede ni debe buscar la complicidad con el director de la Oficina Antifraude de Cataluña para investigar a dirigentes políticos. Jorge Fernández Díaz debe explicarse, este mismo miércoles, antes de las elecciones. De lo contrario, ganará el acta de diputado, por Barcelona, –como candidato del PP en las generales– con esa enorme sombra indicativa de que sí, de que las cloacas del Estado existen.
Una cosa no quita la otra. Este medio ha sido muy crítico con el proceso soberanista en Cataluña, que no va a ningún lado, y que ha provocado, entre otras cuestiones, la ingobernabilidad y la destrucción del mapa político catalán. Pero forzar investigaciones, tratar de inculpar a dirigentes soberanistas para romper el proceso no se lo puede permitir ningún gobierno español.
Fernández Díaz se limitó este martes a asegurar que le parecía «muy grave» inculpar a un «magistrado», en alusión al director de la Oficina Antifraude de Cataluña, Daniel de Alfonso. Y que le merecía «todo el respeto». El caso es que es su voz la que aparece en los audios que el diario Público ofreció este martes a sus lectores. La voz de Fernández Díaz y de Daniel de Alfonso, hablando sobre cómo se le podía hincar el diente a un hermano de Oriol Junqueras, al propio Junqueras, a Francesc Homs, o a Felip Puig.
En descargo de Daniel de Alfonso hay que decir que la oficina no abrió ningún expediente sobre esas posibles causas, y que en las conversaciones insiste en que tiene pruebas «muy débiles», ante los requerimientos de Fernández Díaz. Pero De Alfonso también debe explicarse. Lo hizo ante los medios de comunicación, pero desviando la atención, al señalar que había sido Público –»con una ideología concreta»—el que había publicado la información, y que la oficina había iniciado en las últimas semanas una investigación sobre la «supuesta» financiación ilegal del PSC, a partir de los casos en distintos municipios del Baix Llobregat. «Dos, más dos más dos, seis», aseguró, apuntando que la información llega a pocos días de las elecciones. Y que cada uno lo interpretara.
De Alfonso está sujeto al Parlament. La Mesa de la cámara se reúne este miércoles y deberá tomar una decisión, que podría pasar por el cese del director de Antifrau. Los partidos del Govern, CDC y ERC, pidieron la asunción de responsabilidades. También lo hizo la CUP y Catalunya sí que es pot. No lo hizo el PSC, aunque el PSOE espera que se reaccione cuanto antes desde Barcelona.
El caso es de extrema gravedad. No por la concreción de esas supuestas investigaciones contra políticos independentistas, que, según De Alfonso, no provocaron ni un solo expediente, sino por la inseguridad jurídica total que genera en cualquier ciudadano. No se puede forzar la investigación de nadie, sólo porque no nos guste su proyecto político. Y ser independentista, si se respeta la ley, es tan legítimo como defender un estado sin apenas impuestos.
Dice De Alfonso que está «cabreado», y que también lo debe estar Fernández Díaz, que él es el más interesado en saber cómo se ha filtrado esa conversación, y por qué ha acabado en Público. Eso, sin duda, es interesante, aunque muchas informaciones que se publican se consiguen por muchas circunstancias, no únicamente por la filtración de un interesado.
Pero el problema no es ese. Es que esas conversaciones existieron, con una finalidad clara. No es menor que en un momento de la conversación De Alfonso le diga al ministro que ha pedido a Planeta que investigue unos indicios que él, «por falta de presupuesto y medios» no puede seguir. ¿Por qué Planeta?
Todo eso es lo que deben esclarecer Fernández Díaz y De Alfonso.