Cuenta electoral de resultados

¿Por qué han perdido el PP y VOX? No busquen explicaciones rocambolescas ni sesudos análisis sociológico-mediáticos. Lo diré sin rodeos: por falta de ideas, de convicción, de claridad y de determinación.

Hagamos un rápido y precipitado balance de la situación postelectoral. Centrémonos solo en los principales contendientes: PSOE, PP y VOX. El PSOE de Sánchez (suyo es el partido) ha ganado de facto, pero no por el resultado obtenido, sino porque los otros dos con los que competía (el PP de Feijóo y VOX de Abascal) le han dejado ganar, al perder ellos lo que podían haber ganado. Ha ganado Sánchez porque los otros dos han perdido.  

Lo peor de perder unas lecciones es no saber por qué. ¿Por qué han perdido el PP y VOX? No busquen explicaciones rocambolescas ni sesudos análisis sociológico-mediáticos. Lo diré sin rodeos: por falta de ideas, de convicción, de claridad y de determinación.  

No busquen explicaciones rocambolescas ni sesudos análisis sociológico-mediáticos

Lo primero de todo es tener ideas. Ideas claras, no confusas ni ambiguas. Ideas precisas, expresadas de modo sencillo y sin circunloquios.  

Lo segundo es transmitirlas con naturalidad, seguridad y convicción, algo que el receptor percibe inmediatamente, frente a la impostura, el titubeo o la inseguridad. 

Lo tercero, es mostrar determinación, voluntad de tomar decisiones y actuar en consecuencia, sin miedo a las dificultades u obstáculos.  

Digo que Feijóo y Abascal han perdido las elecciones por falta de ideas claras, de convicción para transmitirlas y de determinación para querer llevarlas a cabo. Frente ello hemos encontrado ideas confusas, expresadas sin convicción y defendidas sin determinación.  

Piense el lector, por ejemplo, en qué ideas ha oído y visto expresar y defender a Feijóo y a Abascal, sobre temas tan básicos como: España (nación, Estado, sociedad), el uso y persecución español (lengua común y oficial), la sanidad común, la educación, la pobreza real, el gasto autonómico, la basura ideológica acumulada en torno a la ideología de género, el cambio climático y el discurso de las identidades; los usos del agua y su aprovechamiento; la situación real de ganaderos y agricultores, de la industria, de las empresas, de los trabajadores, de la deuda, de la producción, la distribución y el coste de la energía, del concierto vasco, de las competencias cedidas, el proyecto independentista, la ocupación de viviendas, el desguace de la Constitución…  

Sobre todo esto se puede y se debe tener ideas claras, precisas, defendidas con determinación y con propuestas de acciones y planes explícitos.  

Ni Feijóo ni Abascal han sabido explicarnos con claridad y sencillez qué piensan hacer sobre estos y otros temas, y nos han aburrido hasta la náusea, en cambio, hablando de pactos, diferencias, cambalaches y demás enredos de politiquería de salón.  

Digo que frente a todos esos problemas reales, nos hemos encontrado con discursos deslavazados que repiten balbuceos y frases aprendidas, sin claridad ni convicción. Y lo increíble es que lo tenían todo muy fácil, porque Sánchez ha cometido tal cúmulo de errores, disparates, abusos, tropelías, engaños y mentiras, que no era necesario esforzarse mucho.  

El presidente del Gobierno y líder del PSOE, Pedro Sánchez. EFE/JJ. Guillén

Y una última reflexión: frente a tipos como Sánchez (matón, faltón, psicópata y altanero), no hay que entrar en su marco mental y tratar de rebatirlo desde dentro, sino que hay que ignorarlo, despreciarlo y centrarse solo en construir el propio marco mental, y no salirse jamás de él. Son normas elementales del debate político y dialéctico, pero yo no sé qué carajo es lo que hace esa nube de asesores y comunicadores que rodea a los candidatos. Es todo cuestión de sentido común. 

Frente a tipos como Sánchez, no hay que entrar en su marco mental y tratar de rebatirlo desde dentro, sino que hay que ignorarlo

Bien común y sentido común: a esto debería dedicarse la política, así la entiendo yo, un arte y una dedicación tan alejada de lo que vemos cada día, que resulta desolador la degradación a la que hemos llegado.  

Un amigo me escribió lo siguiente, en contestación a un mensaje de Facebook: «Absolutamente de acuerdo contigo, Santiago. Hay que ser muy débil mental para ofrecerle a Sánchez pactos, ¡y nada menos de Estado! Un Estado que ha parasitado y gangrenado. ¿Crees que la única solución del PP sería Ayuso y recuperar a Cayetana?» 

Esto es lo que le he contestado, con lo que concluyo esta divagación postelectoral: 

Ayuso y Cayetana tienen ideas, convicciones, claridad. Saben centrarse en el problema principal: el sentimiento trágico que produce la destrucción de España y todo lo que esto supondría para la mayoría de españoles, o sea, de millones de abnegados y desconcertados trabajadores, con sus familias empobrecidas y a la deriva. Pero tú y yo sabemos muy bien que se necesitaría algo más: el apoyo económico y mediático, y ahí le duele, porque la tragedia de España ha estado siempre ahí, en la traición de sus élites económicas y políticas. 

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