¿Cuánto cobras, Pilar?
Nadie debería dar por buena ninguna renovación de la CCMA que no pase por una minuciosa auditoría de todas sus cuentas, de todas sus transacciones con productoras externas y asociadas, por un ejercicio total y exhaustivo de transparencia
Hemos llegado a tal nivel de descaro político y desinformativo que ya no es cuestión de si se está más o menos de acuerdo con ciertas cosas: es que, para decidir con conocimiento de causa si se está de acuerdo, lo primero sería saber las cosas como son. Que no te den gato por liebre. Ni tortuga por Aquiles.
Este lunes 29 de noviembre, este mismo medio, Economía Digital, informaba de la carrera de obstáculos parlamentaria en que se ha convertido obtener la respuesta a una pregunta tan sencilla como: ¿Cuánto cobra Pilar Rahola por sus algo mermadas últimamente, pero todavía oceánicas, intervenciones en TV3? El tema ya es objeto de rechifla en redes sociales. En Twitter han acuñado hasta el hashtag #quantcobrespilar, en el que me he inspirado para titular este artículo.
Visto desde fuera, el rifirrafe sobre cuánto cobra Rahola podría parecer insustancial. Error. Porque los motivos para que esto sea el secreto mejor guardado de Cataluña desde la herencia del avi Florenci Pujol (como yo misma le reproché en sede parlamentaria al presidente del CAC, Roger Loppacher…), son todos oscuros y ninguno bueno.
En primer lugar, es posible que las autoridades de la CCMA teman un escándalo mayúsculo si trasciende la cantidad. En un contexto de penuria periodística generalizada, con magníficos informadores que sobreviven con salarios de miseria -incluso en algunos medios faraónicamente subvencionados por la Generalitat, que lo untado no quita lo tacaño…-, bueno, es posible que el bueno del director de TV3, Vicent Sanchis, considere que si revela este dato haya que recurrir a los Mossos d’Esquadra para garantizar la seguridad de la señora Rahola.
Y Vicent Sanchis, aficionado a los comics del Príncipe Valiente creados por Harold Foster, entroncados con el ciclo artúrico, en fin, es y ha sido siempre un parangón de caballerosidad. Lo sé porque yo trabajé con él. Sanchis tiene un penchant por las damas en peligro, incluso si esas damas van contando por ahí que “se las harán pagar todas juntas”, como trascendió en las escuchas telefónicas de la Operación Volhov. Cuando salieron a la luz unas conversaciones interesantísimas entre Rahola y ese otro sombrío procesista que atiende por David Madí…
Y es que esa es la otra gran incógnita de la ecuación: favoritismos y nepotismos chapados en oro aparte, Rahola está metida desde hace años, y hasta las trancas, en lo más tupido e inconfesable de la trama del procés. Su inexpugnable contabilidad está entreverada con la de personajes tan cuestionables como José Antich, que desde que era delegado de El País en Cataluña ya fue acusado de mezclar información y negocios con singular soltura.
La misma soltura con que capitanea un pequeño y extremista digital, ElNacional.cat, cuyas subvenciones compiten en asombrosa extravagancia con las que recibe Plataforma per la Llengua (¿en qué se podrán llegar a gastar tantísimo dinero?), y no digamos Jaume Roures, el incombustible Capitán Garfio de Mediapro. La productora que ahora mismo lleva el peso de la parrilla de TV3, que hasta si se rompe un foco de un programa que no es de ellos, les alquilan el foco nuevo a ellos, y que junto con algunas otras productoras está en el foco de la investigación del juez Pedraz de la Audiencia Nacional por el caso 3%.
De ahí que la insolencia de negarse a decir cuánto cobra Pilar Rahola, que técnicamente lo hace a través de Mediapro, pueda ser algo más que insolencia. ¿Se acuerdan de Al Capone y los impuestos? Bueno, pues a veces el chocolate es más importante que el loro. O que la Rahola.
Explico todo esto para que por favor se entienda la importancia de la noticia sobre este tema publicada por Economía Digital y en cambio valorada a la baja por otros medios. Cuando políticos, periodistas y los que somos un poco de todo preguntamos una y otra vez, ¿cuánto cobras, Pilar?, no es por diversión ni por chinchar, sino porque queremos tirar de la manta. De toda ella. Y por algún lado hay que empezar.
Cuando preguntamos ¿cuánto cobras, Pilar?, no es por diversión ni por chinchar, sino porque queremos tirar de la manta
Sobre todo ahora que dicen que ya está bastante atada y bien atada una “renovación” de la CCMA donde Dios nos pille confesados si, al margen de las hegemonías desinformativas habituales, se consagran las irregularidades financieras de siempre.
El PSC de Salvador Illa no debería dejarse arrastrar a pasar por alto que la televisión pública catalana, aparte de insultar día sí, día también, a media Cataluña y a toda España, nos robe masivamente en nuestras narices. José Montilla y Pasqual Maragall ya lo permitieron siendo presidentes de sendos gobiernos tripartitos.
Illa, que sólo preside un “gobierno alternativo”, con permiso de Pedro Sánchez, o se planta, pero plantarse de verdad, o le pasarán por encima, más y mejor aún que a los otros dos juntos. Nadie debería dar por buena ninguna renovación de la CCMA que no pase por una minuciosa auditoría de todas sus cuentas, de todas sus transacciones con productoras externas y asociadas, por un ejercicio total y exhaustivo de transparencia. Hasta que sepamos qué cobra no ya Pilar Rahola, sino hasta la última pieza de este inescrutable engranaje, no se podrá renovar nada. No honestamente. No seriamente. Y mucho menos por consenso.