¿Cuándo asumirá el Govern que la independencia es inviable?
El sentido común no está de moda. Desde hace unos años la política en general vive inmersa en un debate entre las proclamas maximalistas y la lógica del sentido común. Tenemos un buen ejemplo en Estados Unidos donde Donald Trump, elegido presidente, ya ha mostrado síntomas de retirar muchas de las propuestas electorales que lo han propulsado a la Casa Blanca.
La razón por la que actúa así es simple: la realidad es mucho más difícil de gestionar que los mensajes en campaña. También en Cataluña vivimos inmersos en una situación similar. El pasado 2015, en la campaña de las elecciones «plebiscitarias», los partidos favorables a la independencia no evitaron mensajes potentes, sentimentales y maximalistas. La independencia se alcanzaría en 18 meses, de «buen rollo» y sin más dificultades.
La realidad, sin embargo, de nuevo, ha superado la voluntad. Hoy, 14 meses después de las elecciones, podemos decir que todo está en pañales y, prácticamente, no se ha hecho nada.
En los últimos meses el gobierno ha generado una nueva expectativa: el referéndum. ¿Se imagina el lector que el 28 de septiembre pasado, una vez realizadas las elecciones, algún miembro de JxS o de la CUP hubiera dicho que ahora era el momento de celebrar un referéndum?
Los favorables a la causa hubieran puesto el grito en el cielo, porque el referéndum se consideraba superado, pero, de forma inverosímil, además, el referéndum se deba por ganado.
Los dirigentes del independentismo, como le ha ocurrido a Trump, saben que existe una gran distancia entre lo que les «gustaría» y lo «que hay». Después de 14 meses sin más gobierno que algunas declaraciones, críticas permanentes al estado (con razón, en algunos casos) y, principalmente, políticas enfocadas a gustar a la CUP, Cataluña se encuentra en una permanente situación de «stand by» donde mucha gente que había apoyado a Junts pel Sí percibe que «dónde dije digo digo Diego».
La pregunta clave, por tanto, es: ¿El gobierno asumirá en algún momento el fracaso de un proceso unilateral, aceptará sus limitaciones y dirá a la gente que, a pesar de que les gustaría alcanzar una Cataluña independiente actualmente esto es inviable?
De la capacidad de discernir el deseo de la realidad, de la conciencia de separar los sueños legítimos del pragmatismo del día a día nace Lliures. Nuestro proyecto surge desde la profunda defensa del catalanismo y la catalanidad en una sociedad global, del respecto al ordenamiento jurídico, de la certidumbre de que hacen falta partidos que no asuman que una mayor imposición fiscal es necesariamente mejor y, sobre todo, de la creencia de que no podemos seguir realizando proclamas y obviando la prioridad, que es gobernar y buscar que el país avance.
No existe mejor política social que tener trabajo, no existe mejor política fiscal que aquella que es justa y no recaudadora, y no existe mejor manera de hacer política que respetando, negociando y pactando con todos los legítimos representantes del pueblo, sean del partido que sean.
Pedimos disculpas a quienes les gustan las proclamas, los tuits fáciles o los discursos que desprecian a los rivales. Lliures no nace para estas cosas. Nace, simplemente, para intentar que la política funcione mejor y que los ciudadanos puedan, por fin, recibir de las administraciones públicas unas políticas públicas de calidad, que no olviden que el bienestar de los ciudadanos es la principal, y tal vez la única, prioridad que tienen.