C’s, ariete ya contra el vacío
La extrema izquierda y la extrema derecha han venido para quedarse. Pero no C’s. La diferencia está en las raíces. C’s es, o era, el único partido de España sin raíces, sin ideología, sin sustrato
Recordemos. Ciudadanos nació en Cataluña como ariete contra el catalanismo. En Cataluña progresó como ariete contra el independentismo. Creció y creció hasta ganar unas elecciones autonómicas. Recordemos trayectoria: 2010, tres diputados en el Parlament; 2012, nueve; 2015, 25 y líder de la oposición; 2017, el año en el que el independentismo debía conquistar la cima, victoria en las elecciones, 36 escaños, un millón largo de votos… ¿Imparable?
La caída fue aún más dura y veloz. En poco más de tres años, perdió casi el 90% de su electorado. Lo nunca visto. De 36 a seis diputados. ¿Qué había ocurrido? Pues que pasó el peligro. De quita y pon. Como la señal de tráfico. Nadie ha dado otra explicación convincente.
No, no fue por la inteligencia de sus líderes ni por la de los intelectuales que lo habían creado. Ocurrió que una parte importante de la población de Cataluña no quería la independencia. En palabras del técnico que me arreglaba la calefacción, “por Cataluña todo; todo menos la independencia”. Pues eso, a medida que se acercaba el momento decisivo del intento de secesión, C’s fue acaparando a los que pensaban como él.
A medida que se acercaba el momento decisivo del intento de secesión, C’s fue acaparando a los que pensaban como él
El independentismo iba creciendo, se fortificaba, amenazaba. El éxito de C’s se debió a que era visto como ariete contra las portones del castillo. Sin duda su papel resultó clave en el liderazgo de la reacción contra la independencia. Después de la derrota independentista, cada cual a lo suyo.
Menos C’s. Una vez abiertas las puertas y con más de medio castillo en ruinas, Carrizosa, Martín Blanco y compañía no saben hacer otra cosa que seguir con el ariete. ¡Pero si no hay castillo! Da igual. Erre que erre. Dándole al viento con el ariete hasta despeñarse. Ya no andan lejos del precipicio. Para representar a quienes quisieran suprimir hasta la Generalitat ya está Vox. El resto, lo de todos menos C’s, es política. Hasta Feijóo se muestra dialogante.
Carrizosa, Martín Blanco y compañía no saben hacer otra cosa que seguir con el ariete
Precisamente de política, y pese a las apariencias, es de lo que no saben ni han sabido nunca. Ni arrimadas ni su meteórico mentor, de fulgurante, errática, efímera y jamás planificada trayectoria. Un asteroide que cruzó la atmosfera de la política hispana en horas crepusculares pero que pronto se deshizo, se deshace, sin dejar el menor rastro.
Mi colega Álex Sàlmon les hizo un favor, o tal vez no tanto leído en subtexto, al plantear en este digital si España necesita un partido de centro. Tal vez, Álex, tal vez. Pero si hueco hubiera por improbable descuido de los dos grandes partidos, ni Ciudadanos ni sus restos tendría la menor opción de ocuparlo. No saben. Nunca han sabido hacer otra cosa que propulsar arietes.
La extrema izquierda siempre va a estar ahí
Porque ariete fueron en la España del desencanto y la protesta contra la política y los privilegios de los políticos que cabalgaban a lomos de la corrupción y la falsedad mientras se lo montaban a espaldas del sufriente pueblo. Pues por esa misma razón Podemos también debería de ser efímero. ¡Error! Podemos sí, tal vez, pero no la extrema izquierda, que siempre va a estar ahí con las siglas que sean.
Como la extrema derecha, que ha venido para quedarse. Pero no C’s. Ellos vinieron para largarse. Pues vaya, ¿Dónde está la diferencia? Si contemplan el árbol, como crece, verdece y luego se deshoja jamás lo entenderán. Si observan en cambio bajo tierra, queda claro al instante.
La diferencia está en las raíces. C’s es, o era, porque ya es más que pura fantasmagoría, el único partido de España sin raíces, sin ideología, sin sustrato. Ariete, señal de tráfico, meteorito, lo que preferían o dispongan, pero jamás enraizado. ¿Defensores de España? Vale. Para eso están todos, menos algunos periféricos. ¿defensores a ultranza? Para eso están los ultras, que lo son en todo. Lo contrario de los liberales.
C’s es, o era, porque ya es más que pura fantasmagoría, el único partido de España sin raíces, sin ideología, sin sustrato
De su garrafal error se dieron cuenta, demasiado tarde, los menos encantados de haberse conocido flotando en aquel líquido amniótico desprovisto de gravedad. De ahí que, de manera apresurada, cuitaran a confeccionar, no un vestido sino una peluca de centro. Que el liberalismo es algo serio, señores, que no se improvisa, que disfruta de muy sólidas, antiguas, perennes, elaborados y provechosas raíces.
Fracaso pues en el intento de revestir el ariete por contradicción de principio. Para los liberales, demasiada Francia, demasiada Alemania, demasiado lo que sea o incluso demasiada España en la escasa tradición ibérica de un siglo atrás es algo contraproducente para los intereses de sus ciudadanos. Para C’s y sus líderes, nunca hay demasiada España. Hasta demasiada es poca.
Todo lo demás es o bien fantasía o bien desesperado movimiento a ocho o doce patas de quien, inútiles las alas, se contorsiona en el agua con el desesperado pero inútil afán de aplazar el momento fatal.