Crisis, ¿qué crisis?
La crisis global que tiene España debería obligar a los partidos políticos a no dejarse engañar por los efectos de la Covid-19
Llevamos semanas observando cómo se van dando las condiciones para que la segunda ola de la Covid-19 acabe llevándose por delante la crisis económica, social y política que se iba formando. La segunda ola está llegando en el momento en que los movimientos sindicales, sociales y políticos pretendían apoderarse de las calles.
Todo parece indicar que la aprobación de los Presupuestos, que aún nadie ha podido ver, podrían no llegar a tramitarse por la presión de la situación epidémica. La respuesta a la crisis económica nacida de la primera ola que parecía poder canalizarse gracias al concurso de la Unión Europea, no puede ser resuelta al agudizarse la situación por culpa de una segunda ola.
La crisis política que debía tomar formar, según el PP, desde las movilizaciones sociales por la pésima situación económica quedará aparcada. La crisis, por lo tanto, volverá a ser sanitaria y de gestión del espacio público. La primera crisis empezó en Madrid, como también ha empezado la segunda.
La capital que, de facto, ya está confinada tendrá un poderoso efecto sobre el resto de España que se verá obligada a aumentar la presión política sobre la población para volver al confinamiento aunque no opere el estado de alarma.
España avanza hacia una segunda ola que volverá a dejar en suspenso las necesarias auditorías para determinar cómo se gestionó la primera. Volverá a poner en manos del Gobierno español todos los resortes mediáticos, políticos y económicos para intentar reconducir esta segunda crisis. La Covid-19 volverá a gobernar desde su poder absoluto, como un tirano, la vida política española.
Cuando parecía que se entraba en la fase de convivir con la Covid-19, el virus nos recuerda que en España quien manda es él. La situación en Francia, Alemania o Italia, siendo mejor, tampoco augura nada positivo, pero sí que nos deja una imagen distinta de la gobernanza del país.
Muchas consecuencias de la crisis no son producto del virus sino de la mala gestión
Mientras Alemania lleva meses anticipándose al escenario de la segunda ola, España lleva meses atrapada en cómo gestionar aún la primera.
En Alemania el gobierno no se encuentra en fase de remodelación como ocurre en el gobierno español, que está cerca de propiciar un cambio de gobierno en ministerios como Cultura, Ciencia e Innovación y Universidades. Alemania está preparada para recibir la segunda ola; nosotros seguimos en la primera.
La Covid ha puesto al descubierto la crisis política española, dejando aflorar y evidenciando la debilidad estructural, institucional y económica del país. La crisis global que tiene España debería obligar a los partidos políticos a no dejarse engañar por los efectos de la Covid-19.
Muchas consecuencias de la crisis no son producto del virus sino de la mala gestión de la política española para avanzar en un plan de reformas que hubiera permitido afrontar a tiempo la actual crisis y tener mayor capacidad de respuesta.