Contra el bloqueo político de España
La doctrina del bloqueo político parte de la peligrosa idea de favorecer frágiles mayorías parlamentarias para provocar crisis en el Gobierno español
No debemos observar las próximas elecciones generales como una lucha electoral entre independentistas y constitucionalistas refractarios a todo cambio; a la hora de votar, debería primar considerar toda fuerza política que evite el bloqueo institucional que ambos bandos pretenden perpetuar.
El bloqueo institucional impide la conformación de un gobierno en España y anula toda posibilidad de diálogo. Cualquier fuerza política que apele a los sentimientos para movilizar un voto contra la acción política en Madrid o Barcelona es contraria al diálogo.
Debemos situar estas elecciones en el contexto de la frágil construcción europea
La pregunta que debemos hacernos es qué sentido tiene votar a fuerzas políticas que basan su suerte en hacer ingobernables las instituciones, prolongando su bloqueo y manteniendo la falsa idea de que sin ellas no puede haber solución viable.
Se trata de decir bien claro que en estas elecciones el voto no debe basarse en castigar a los independentistas ni a los que quieren combatirlos, sino a aquellos que, prometiendo diálogo, pretenden bloquear las instituciones.
Debemos situar estas elecciones en el contexto de la frágil construcción europea y entender que el problema del brexit pendiente en el horizonte, las movilizaciones sociales, el debate entre justicia y legitimidad y los problemas de crecimiento económico que se anuncian para finales del 2019 son cuestiones a afrontar que necesitan disponer de una mínima estabilidad institucional para dar respuestas viables.
La doctrina del bloqueo político parte de la peligrosa idea de favorecer frágiles mayorías parlamentarias para estar en condiciones de provocar crisis continuas en la gobernanza de España y también de Cataluña. La estrategia invita a los electores a depositar sus votos en las urnas, no para hacer gobernable la realidad sino, paradójicamente, para hacerla ingobernable.
Solución o bloqueo
Este planteamiento político se rige bajo la frágil ilusión de que alguna de las innumerables crisis de gobierno provocadas por el bloqueo pueda llevarles a lograr sus objetivos. Todos persiguen una peligrosa apuesta política, como denuncia el filósofo Nicolás Grimaldi al observar los movimientos sociales y políticos en la sociedad: “sacrificar lo real a lo irreal, con el fin de imponer más fácilmente lo irreal a lo real”.
En las próximas elecciones generales y, muy probablemente, en las futuras elecciones autonómicas en Cataluña deberemos elegir entre partidos que bloquean toda solución y partidos que buscan una solución viable, con los consecuentes aciertos y errores que conlleva aplicarla; una solución que implique a todos, incluso a aquellos que persiguen que nada se resuelva.