Contorsiones en el Congreso

Si Bildu no vota lo que le conviene a Pedro Sánchez, se interrumpiría el traslado de los presos de ETA

Pedro Sánchez salvado por la campana de Bildu. Eternamente agradecido al grupo de Otegi. Así tendrá que recorrer el presidente del gobierno el trecho que le queda de legislatura. El intercambio de favores, que se consolidó con los presupuestos, continúa. El traslado y las excarcelaciones de los presos de ETA siguen su ritmo. Esos viernes en los que el ministro Grande Marlaska abre la llave de las prisiones para acercar a los condenados al País Vasco tienen que seguir con su cartel de feria.

Si Bildu no vota lo que le conviene al gobierno, se interrumpiría el proceso. A los dos les conviene el mercadeo. Al presidente para seguir en el poder. A los herederos de ETA para blindar al inquilino de la Moncloa, conscientes de que, con otro presidente no tendrían tantas contemplaciones. Sánchez les abre la puerta de la comisión de secretos oficiales mientras sus terminales mediáticas van empleándose en el túnel de lavado explicando por las redes que EHBildu ha demostrado tener “más sentido de Estado que el PP”. La propaganda es así de sutil.  

Pero lo que queda fuera de toda duda es que si Sánchez hubiera tenido intención de dejarse ayudar por el PP, la sucesión de gestos habría sido muy diferente. Para empezar se habría estudiado con detalle la propuesta de Feijóo (cosa que no hizo) y no habría dejado en manos de un portavoz como Pedro Casares, que exhibió un tono doberman impropio de una tribuna del Parlamento, para morder la mano que le habían tendido los populares. Es cuestión de elección. Desde hace tiempo. 

Sánchez engaña a Feijóo por segunda vez

El PP podría haberse abstenido pero el partido de Feijóo quiso escenificar su contrariedad, con un voto negativo, por la displicencia con que el gobierno acogió el plan del líder del PP. Y porque se sintieron engañados. Es la segunda vez que Sánchez engaña al nuevo líder de los populares.

La primera, cuando se comprometió a bajar impuestos en la cumbre de presidentes de las Comunidades Autónomas. Pero las  preferencias de Sánchez están  muy definidas. Por mucho que le emplazara desde la tribuna Cuca Gamarra a que eligiera entre quienes quieren reventar el Estado mientras entran hasta la cocina de los secretos oficiales y quienes, como el PP, pretenden salvar el país. Con el PP, no. Pero con Bildu hubo negociaciones. Intensas. Y los herederos de ETA exigieron al gobierno que no aceptara ni una de las propuestas del partido de Feijóo si quería su apoyo. Y como hubo negociaciones, los de Esquerra supieron que podían permitirse un voto negativo para sobreactuar con el escándalo de las escuchas porque, con el apoyo de los cinco diputados de Bildu, tenían asegurado que Sánchez salvaba el decreto anti crisis que posteriormente tendrá que negociar.  

La portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, durante el pleno celebrado este jueves en el Congreso. EFE/ Mariscal

El espectáculo parlamentario del que se salvó Sánchez por cuatro votos de diferencia confirma la debilidad de un presidente que tiene que jugar a la ruleta rusa cada vez que debe sacar adelante un proyecto en el Congreso porque su minoría parlamentaria le estrecha su margen de maniobra.   

Lo intentó todo con ERC desde que estalló el caso del presunto espionaje, que tan bien le viene al prófugo Puigdemont para volver a poner el ventilador de la campaña de descrédito de España ante las instituciones internacionales. Sánchez no ha parado de hacer piruetas para ganarse los favores de los secesionistas, algunos de ellos condenados por sedición e indultados por él mismo.

Maniobró de urgencia enviando al ministro Bolaños a Barcelona con un muestrario de concesiones a la Generalitat para poder exhibirlo en el Congreso. Las contorsiones fueron notablemente retorcidas pero de poco le sirvieron para ganar el pulso a ERC. No le preocupaba el PNV porque sabía que no iba a mezclar el espionaje con el plan de choque anti crisis. El juego está repartido en esta representación: Bildu ,que sí, ERC, que no, que para mantener su listón sigue pidiendo el cese de la ministra Margarita Robles.  

Hace días la ex vicepresidenta Carmen Calvo ponía en duda que fuera constitucional pactar con Vox. ¿Lo es pactar con Bildu?  En el pleno del parlamento el portavoz del PSOE interpelaba a los del PP si se creían con más superioridad moral que los de Bildu para estar en la comisión de secretos oficiales. La respuesta parece obvia. ¿Quién está con la Constitución?¿Bildu, quizá? ¿Quién sigue jaleando a ETA cuando sus presos salen de la cárcel? Habrá más pasos en esta hoja de ruta de colaboración entre Sánchez y Bildu. Un camino que tiene marcado en su navegador el gobierno de Ajuria Enea como estación término.