Consumidores de Amazon, Facebook o Apple. O ser cornudo y apaleado
Cinco compañías conocidas, famosas, muy consideradas. Todos los ciudadanos del mundo occidental hemos comprado (quizás sin saberlo o sin quererlo) alguno de sus productos o servicios.
Estas cinco empresas mundiales tienen una cosa en común: Caen bien. Generan adhesión. Son simpáticas. Y esta simpatía les hace vender muchos productos o generar muchas visitas y ganar mucho dinero. Unos beneficios que tendrían que pagar impuestos, pero no los pagan. Y en estos momentos estos impuestos irían mejor que nunca para evitar según qué recortes. Sin duda.
El Reino Unido está investigando a Amazon porque de los 5.200 millones de dólares que facturó el 2011 en aquel país no pagó impuesto de beneficios… y es que esta gente lo hacen tan mal que no tuvieron!
Otro ejemplo: Apple ganó en todo el mundo 41.733 millones de dólares (de beneficio) el año pasado pero sólo pagó 713 millones de impuestos fuera de los Estados Unidos, menos de un 2% de sus beneficios. La noticia hace tiempo que está en los medios pero no genera ninguna polémica. Las ventas de iPad y de iPhone no paran de crecer y la gente sigue haciendo cola y pasando la noche en tiendas de campaña el día antes del lanzamiento de un producto.
Os explico como lo hacen. Con productos físicos, es relativamente fácil veréis. Imagináis que sois una gran empresa multinacional con negocios, tiendas, y personal en diferentes países. El vuestro es un producto de consumo (calculadoras electrónicas) que se fabrica en China a un coste bajísimo (ponemos 100 euros) y que se vende en todo el mundo. Para los países de la Unión Europea se crea una sociedad importadora (de los productos de la China) en un semi paraíso fiscal, como por ejemplo Luxemburgo o Irlanda. Esta compañía comprará los productos a 100 euros a vuestro proveedor chino y los revenderá con un margen considerable (a 700 euros). Siguiendo instrucciones vuestras, las filiales en los países donde hagamos nuestra mayor facturación comprarán a la sociedad Irlandesa a 500 euros y venderán a 575 euros (IVA no incluido). Con el margen que les queda por cada producto (75 euros) pagan empleados, seguridad social, alquileres y consumos, pero casi no generan ningún beneficio. No les conviene. Porque en Irlanda, el impuesto sobre sociedades es del 12,5% y en España, para poner un ejemplo está al 30%.
Esto en teoría está vigilado por la Agencia Tributaria Española a través de los precios de transferencia y las operaciones vinculadas. Yo recuerdo unas discusiones existenciales con el asesor fiscal de la compañía que me ponía el miedo en el cuerpo sobre las posibles inspecciones de hacienda en este tema. Pero veo que sus miedos eran infundados. Si estas grandes multinacionales lo hacen a la luz pública, llevan muchos años haciéndolo y ni tanto sólo les han puesto una multa, es que debe de ser muy difícil de establecer «la valoración a precios de mercado» que marca la normativa… Y es que es difícil saber qué puede costar fabricar un iPhone, ¿verdad?
Pero cuando leéis esto, no os preocupáis, si los culpables no son los inspectores de hacienda. Seguro que podemos culpar a los políticos (o a los bancos o a los dos a la vez). Todo es culpa de otro, menos nuestra. Menos de quien os escribe, que lo hace desde un aparato de la marca de la manzana. O tuya que buscas un producto en google. O de tu compañera de trabajo que mira las fotos de un amigo en facebook.
Es muy fácil practicar la coherencia (vista con nuestros ojos) y qué evidentes son las incoherencias de los otros.