Consulta soberanista en Euskadi: ¿éxito o fracaso?
La línea que separa éxito de fracaso se dibuja fina. Depende, claro, del cristal con el que se mire. Y de los intereses del observador. La consulta organizada por la plataforma Gure Esku Dago, (Está en nuestra mano) sobre la independencia de Euskadi, la semana pasada, es un claro ejemplo de ello.
Los participantes de 34 municipios respondieron a una de estas dos preguntas, de forma bastante informal -el gobierno advirtió a los alcaldes que no podían participar en la organización- en un ambiente «festivo» como dicen sus organizadores. ¿Desea ser ciudadano/a de un estado vasco soberano? ¿Desea ser ciudadano/a de un estado vasco independiente?
Para ciertos medios «él sí se impuso de forma arrolladora frente al no». Y fue un éxito que demuestra las aspiraciones de independencia de la mayoría de vascos. Mirando sólo a las cifras, uno diría que así es. 35.174 votos a favor (95.36%) y 1.385 en contra (3,76%). Pero claro, se escapa un pequeño detalle: el 70% de los convocados hicieron oídos sordos a la consulta y ni siquiera se movieron de sus casas.
Esto, lo convierte, para otros, de inmediato en un aberrante fracaso. Medios en las antípodas ideológicas de los que se congratulan por el sí, lo tildan de «consultilla», borrando todo ápice de seriedad en este proceso.
A mi parecer, este banco de pruebas nos deja alguna que otra conclusión interesante, más allá de partidismos. La primera es la necesidad de crear una agitación en la sociedad vasca. La izquierda abertzale intenta despertar al nacionalista medio de su letargo, para seguir el modelo de Cataluña. Lo quiere hacer de la misma forma que la Asamblea Nacional de Cataluña (ANC), pero con calzador. El problema es que estos movimientos como el de Gure Esku Dago ni tienen apoyo masivo, ni son capaces de influir en las formaciones políticas.
Los nacionalistas quieren iniciar un proceso similar al catalán y toman nota de lo que allí sucede, ya lo reconoció Otegui recientemente. Pero no lo consiguen, ya que para empezar, existe una considerable división entre PNV y Bildu, que no están en la misma línea de salida no tienen un plan común. El PNV no se ha implicado en esta iniciativa en contraste con el entusiasmo de Bildu.
Y luego están otros actores que tampoco apuestan por esta vía de movilización, como Podemos, que estaría hipotéticamente a favor de una consulta pero ha pasado del tema, se ha abstenido.
La segunda, es, efectivamente, que la causa independentista sigue perdiendo adeptos en el País Vasco. La gente no votó. Y eso que, de nuevo, como en Cataluña, el ensayo se centra en comarcas que se presuponen favorables a la independencia para no llevarse ningún susto.
Esta tendencia a la baja del interés por los procesos identitarios en Euskadi se viene acentuando desde comienzos del 2015, de forma paralela a otros eventos como fue el referéndum de Escocia. El cese de la violencia de ETA tampoco ha tenido influencia en la movilización de sectores ajenos a la izquierda abertzale hacia el camino soberanista.
Recordemos que según reveló el pasado marzo el Sociómetro Vasco 60, encuesta que difunde el Ejecutivo autonómico, el porcentaje de ciudadanos vascos que se muestra a favor de la independencia de Euskadi ha caído once puntos en dos años, sólo un 19 % de los encuestados abogaba por la independencia. Es cierto que un 30 % de los encuestados afirmó que estaría o no de acuerdo con la independencia dependiendo de las circunstancias. Y esto demuestra, de nuevo, que no existe ese sentimiento arraigado, de «autodeterminación a cualquier precio». Sino más bien nos queda un nacionalismo algo oportunista. En eso si se parecen a Cataluña.
Aun así, los sectores independentistas hablan de un futuro «tsunami». Otros 60 municipios han anunciado consultas para 2017. Habrá que esperar a los resultados, aunque preveo que pase lo que pase, seguro que hay quien consigue ver todo lo contrario ¿no?