Consecuencias del Brexit y del No Catalexit

La crisis económica, social y política que padece el Reino Unido como consecuencia del Brexit es solo una pequeña muestra de todo lo que los catalanes hubieran sufrido si a día de hoy se hubiera hecho efectiva la independencia de Cataluña

Los Torys han celebrado esta semana, en pleno vendaval de colas y escasez, su conferencia anual y aunque Boris Johnson mantenga 5 puntos de ventaja sobre el poco lucido líder laborista, Keir Starmer su partido mira con inquietud a un líder excéntrico y carismático pero de futuro incierto.

Falta de abastecimiento en los supermercados, falta de transportistas, colas en las gasolineras, demanda de 200.000 empleos entre los que hay 69.000 ofertas para programadores, 50.000 para cuidadores, 30.000 chefs, 20.000 metalúrgicos o 6.000 carpinteros, amenaza de desabastecimiento de pescado en Navidad, posible desabastecimiento eléctrico en Channel Islands, sacrificio de aves en granjas por falta de personal en los mataderos y anuncio de incremento de impuestos son algunas de las consecuencias del Brexit cuatro años y medio más tarde de que los británicos votarán por su salida de la UE en un referéndum convocado por el más nefasto y frívolo de los primeros ministros británicos procedente del partido Conservador del último siglo: David Cameron.

Los conservadores abandonaron los habituales hoteles balneario en la propicia costa sur de Inglaterra donde celebran sus convenciones y se fueron al adusto Manchester, en el norte laborista para destacar su apuesta por el “Levelling up” o programa para igualar las condiciones de vida y económicas del rico sur con el industrial norte de Inglaterra. Allí hablaron de futuro, de datos comparados mejores que los de España (el Ministro del Tesoro, Rishi Sunak nos cito explícitamente en su intervención) pero los problemas del Brexit están encima de la mesa y los que no están dispuestos a hacer una hora de cola en la gasolinera los resuelven a navajazos.

A pesar de la fortaleza de las instituciones británicas, de su potentísima economía y de su alianza con EE.UU, que lejos de debilitarse con la llegada de Biden se ha reforzado como ha demostrado el AUKUS, el Reino Unido se enfrenta a todos los problemas que los defensores del Remain pusieron, sin éxito, encima de la mesa durante la campaña electoral sobre el Brexit.

Boris Johnson y Nigel Farage tiraron de populismo y mintieron y ahora que las condiciones de vida de los británicos han empeorado y son más complejas no tienen a nadie a quien echarle la culpa y deberán dejar la demagogia a un lado para afrontar las consecuencias de su engaño. Subir impuestos, un anatema conservador, es una de las consecuencias.

Carles Puigdemont y Oriol Junqueras. EFE

En Cataluña la campaña para la salida de España también estuvo plagada de mentiras basadas en conceptos económicos, históricos, políticos y jurídicos, desde el eslogan sonrojante de la ANC que prometía helado gratis cada día, a la entrada automática en la UE, la conversión de la Cataluña independiente en la Dinamarca del Sur “donde las empresas harán cola para venir” (Artur Mas dixit) y un largo etcétera de mentiras que a caballo de las consecuencias de la crisis económica de 2008 a 2014 calaron en gran parte de la sociedad catalana.

Cataluña no culminó su proceso de separación, más por la torpeza, peleas y corrupción de sus promotores que por la decisión de aquellos que debían defender la unidad de España pero lo que sucede hoy en el Reino Unido es solo un apunte de lo que hubiera sucedido en Cataluña.

Los independentistas catalanes si bien fueron imitadores de poca monta de Farage y de Dominic Cummings (ese si es un gurú y no Iván Redondo) a la hora de gobernar en nada se hubieran parecido a los conservadores británicos, aquí las decisiones económicas las hubiera tomado y las toman la CUP y la corte de fanáticos ignorantes de Puigdemont.

En el Reino Unido, los Torys han invitado a Lord Simon Wolfson, líder de la patronal a su convención, y este desde la tribuna los ha puesto a bajar de un burro, en Cataluña si la independencia se hubiera consumado según se preveía se hubieran celebrado asambleas populares al estilo bolivariano para redactar la constitución de la republica y es más que posible que el Presidente de la patronal hubiera tenido que huir a España o hubiera acabado encarcelado por enemigo del pueblo.

Cataluña, como los británicos en esos días aciagos de 2016, se dejó llevar por los diablos pero si hoy Cataluña tuviera su Brexit particular nuestras estanterías estarían más vacías de lo que están en Leeds, nuestros pescadores estarían varados porque no habría caladeros mauritanos a los que ir al estar fuera de la UE, los cortes eléctricos serían constantes porque la Generalitat autonómica había decretado moratorias en renovables que nos harían dependientes de los vecinos Francia y España y la falta de combustible habría disparado los precios.

La Cataluña independentista solo se refleja en el Reino Unido para pedir referéndums, pero sus instituciones, sus políticas, sus políticos, su gobernanza, la fortaleza de su economía, sus empresas y su sociedad tienen una capacidad infinitamente superior de superar sus errores de la que tiene Cataluña que hoy, si hubiera sido independiente, estaría inmersa en una dictadura y en una operación internacional de rescate.

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