Confidencias políticas catalanas

Mientras el CEO certifica la buena salud del electorado soberanista, se produce un constante debilitamiento de los partidos a los que puede votar

La política catalana vive pendiente de ver si se materializan o no las múltiples confidencias que se van musitando entre despachos y restaurantes de Barcelona y Madrid. Una vez desatadas, las confidencias devalúan la política y la convierten en un permanente rumor.

Este cúmulo de confidencias, llenas de intenciones políticas, anuncia la victoria de ERC en las próximas elecciones generales, frente a un desgastado Pdecat y un ansioso Junts per Catalunya,  consciente de que este resultado abrirá un periodo de gran inestabilidad en Bruselas.

Artur Mas está intentando crear una plataforma electoral que pueda influir en los partidos independentistas

La volatilización del espacio político del Pdecat queda perfectamente definida en la entrevista realizada por Enric Juliana a Marta Pascal, publicada este fin de semana en La Vanguardia,  donde visualiza que  ya no se acepta la autoridad de Carles Puigdemont.

Esta revelación permite entrever que la ruptura del partido está más cerca que su migración a La Crida. A la valentía de Marta Pascal, hasta ahora nadie se ha atrevido a tanto en su partido, debemos sumar los intentos de Artur Mas para volverse a poner en pie e intentar crear una plataforma electoral que concurra en las próximas elecciones autonómicas o que, por lo menos, pueda influir en los partidos independentistas.

Según desatan las confidencias, la intención de Mas es erigirse en el Arzallus del independentismo; mover los hilos de la política catalana desde el partido y no desde el Gobierno de la Generalitat. Cuando se desatan las confidencias quiere decir que nadie controla la situación o que todo el mundo tiene interés en que la situación cambie.

La batalla por el control del independentismo está llegando a su apoteosis

Por otro lado, otras confidencias alertan que si ERC no consigue buenos resultados en las generales, el partido se prepara para radicalizar su mensaje independentista; abandonaría la senda de la tercera vía organizada desde el independentismo para no verse sorprendidos también en las elecciones municipales y europeas.

Las confidencias tienen como objeto mostrar hasta qué punto las elecciones generales pueden hacer caer el castillo de naipes del independentismo político. Un Junts per Catalunya que no sea decisivo para que se pueda formar gobierno en Madrid,  implicaría acentuar el mensaje a favor de reforzar medidas unilaterales para poner en contradicción a ERC.

Las confidencias, fuego amigo, pretenden mostrar que la batalla por el control del independentismo está llegando a su apoteosis, por lo que deberán alumbrar nuevos liderazgos y nuevas fuerzas políticas.

La paradoja que asoma tras los innumerables rumores sobre las malas relaciones entre los protagonistas del independentismo político es que, mientras el CEO certifica la buena salud del electorado soberanista, se produce un constante debilitamiento de los partidos a los que puede votar.

El paso atrás de las figuras políticas

La crisis de representación política que se vive en el seno del soberanismo resulta reveladora, en la medida de que muestra que lo que realmente está en juego es la lucha por el poder, desnudo de aquellos ideales políticos que un día impulsaron y fomentaron entre los ciudadanos para organizar el 1 de octubre.

Tanto Marta Pascal como Carles Campuzano y Santi Vila, han dado ya un paso atrás, al constatar que el viaje propuesto por Carles Puigdemont es improductivo para lograr un buen acuerdo entre Cataluña y España.

En función de los resultados, las elecciones del 28 de abril acentuarán la puesta en marcha de nuevas confidencias, ya que la política catalana vive inmersa en rumores y  chismorreos, que es lo único que ahora ocupa a los que aún viven de provocar y mantener el sueño de la República.

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