Conceptual: Espadaler
¿Qué ha ganado Mas con el 9N? ¿Ha ganado estos años más adeptos al movimiento independentista? Las cifras dna un rotundo no. Un no claro, tanto en las cifras sobre quién votaría sí a una posible independencia de Cataluña –más fluctuantes según cada coyuntura–, sino en la cantidad de gente que se ha añadido al proyecto. Como hemos dicho estos meses, esos datos se mueven sobre un 35-45% de los votantes y cerca de un 25-30% del censo. Nada ha cambiado desde el lejano 1979.
Artur Mas con todo su movimiento –alguno querrá vendernos desde la sociedad civil– no ha aunado más fuerzas al nacionalismo. El voto en Cataluña siempre ha estado dividido. Ahora, a esa división formal detectable en las urnas, le hemos sumado un peligroso conocimiento en las calles. Porque ese, quizás, ha sido el único mérito del President. Pasar unos datos conocidos y estadísticos a la calle. Y seamos sinceros, invocar la calle como forma de transformación de una sociedad es algo propio de tiempos pasados.
Pero Artur Mas ha hecho algo más. En unos movimientos extraños –apoyados sin duda por la ineptitud comunicativa de Mariano Rajoy y, como no, de su representante, aún peor comunicadora, Alicia Sánchez Camacho– ha enviado a un buen número de votantes a un extremo difícilmente corregible. Allí, además, ha dado una patada en el trasero a Oriol Junqueras. Es curioso cómo tales movimientos del President, a veces sin sentido, han servido para descarrillar a un candidato débil y poco preparado como líder de la supuesta oposición.
Se trata de todo un escenario tan bien montado que uno duda sobre si es más una puesta en escena fruto de un gran pacto de Estado, que un hecho aislado salido de la ineficiencia de unos y la astucia de otros. Ni unos son tan tontos, ni otros son tan astutos. Porque, reflexionemos, en un hipotético pacto de Estado ganan todos excepto los más radicales. Unos se pierden en ERC, y otros se pasan a esa nueva línea de CDC. Y decimos CDC porque en este barco hay más temas curiosos.
¿No es curioso que la fiscalía olvide al conseller de Interior, Ramon Espadaler? Un posible candidato a todo o nada. Hace tiempo escribimos que parecía que sólo dos políticos podían comandar la nueva nave de CIU, Santi Vila, de CDC, y Ramón Espadaler, de UDC. El primero, según parece, no está dispuesto a aceptar el reto. Artur Mas aún cree que tiene recorrido y con su victoria el 9N no sólo se ventiló a la oposición exterior, Junqueras, sino que desarmó la escasa oposición todavía existente dentro del partido. El segundo habrá que observarlo.
Observar cada paso de Espadaler puede darnos pistas de por dónde evolucionará el tema en los próximos meses. Quizás, y abrimos un interrogante, de forma conceptual el pacto de Estado no fue con CIU, sino con una sola parte de CIU, UDC. Y la misión no era sólo descabalgar a Junqueras, sino hacer un doble sacrificio, Junqueras y Mas. Una apuesta arriesgada, pero en su forma conceptual muy correcta. Ya saben, conceptualmente, la vida es maravillosa, luego viene vivirla y ya es más complicada.