Cómo no elaborar un presupuesto

Lo importante no es ya presentar un presupuesto ajustado a las necesidades, con un cálculo eficiente de los ingresos y unos gastos adaptados a la capacidad de ejecución, sino que la obsesión por los grandes titulares ha acabado imponiéndose

Hay una serie de circunstancias que se repiten año tras año en la elaboración de los presupuestos y que, por alguna extraña razón, los responsables del gobierno que los diseña presentan como novedad lo que no es más que una repetición de lo que aconteció el año anterior.

Esto hace que todo presupuesto tenga siempre unas características comunes: tiene que ser superior en gasto al del año anterior, siempre son “los más sociales” (sobre todo en el caso de las comunidades autónomas) y siempre se elaboran sobre un cuadro macroeconómico (dato de crecimiento, inflación…) previamente “cocinado”.

Además, en un país como España, donde el desempleo es un problema estructural y donde las crisis económicas se van sucediendo unas a otras, los presupuestos autonómicos y nacionales son siempre “los del empleo” y “los de la recuperación”.

Los presupuestos autonómicos y nacionales son siempre ‘los del empleo’ y ‘los de la recuperación’

Un presupuesto no es más que una estimación de ingresos y gastos. Los ingresos tienen un margen importante de incertidumbre porque dependen, sobre todo en el caso de la Comunidad Autónoma de Euskadi, de la recaudación, que, a su vez, está determinada por la coyuntura económica. Los gastos, sin embargo, deberían ser mucho más ciertos, es decir, la falta ejecución de ciertas partidas presupuestarias debería ser muy excepcional y siempre debida a circunstancias extraordinarias. 

Pues bien, en la práctica, en la Comunidad Autónoma del País Vasco, hay tanta incertidumbre en los ingresos como en los gastos. Me explico. 

Es habitual que todo gobierno “cocine” el principal dato macroeconómico, el del crecimiento. Así, tienen tendencia a escoger, de entre las predicciones y estudios de los organismos económicos, la que es más favorable e, incluso, la suelen inflar bastante aduciendo que manejan datos más fiables de su propia economía.

El presidente del los populares vascos, Carlos Iturgaiz, posa este viernes durante una reunión con el consejero de Hacienda, Pedro Azpiazu, sobre los presupuestos de 2022. EFE/Miguel Toña

Luego, una vez aprobado el presupuesto, conforme avanza el año fiscal, se van produciendo los ajustes. El gobierno de turno suele ir corrigiendo a la baja el dato, alegando que la coyuntura internacional (nunca sus propias políticas, casualmente) ha afectado negativamente a la economía vasca.

En el caso del País Vasco, el año pasado el gobierno elaboró unos presupuestos sobre unas previsiones de crecimiento cercanas al 9% y cuando cierre este año seguramente estaremos por debajo del 5%. ¿Fue culpa de la coyuntura internacional? Sin duda tuvo su parte de responsabilidad, pero tanto los organismos especializados como este portavoz se lo fuimos recordando cada vez que tuvimos oportunidad. Con escaso éxito. 

¿Cómo compensar una posible falta de ingresos para atender los gastos? Pues cualquier gobierno recurriría al endeudamiento o intentaría reducir esos gastos dejando de ejecutar las partidas. En la práctica, el gobierno vasco ha conseguido la cuadratura del círculo, porque su incapacidad manifiesta para ejecutar el capítulo de inversiones, sumado a otra serie de anomalías en el presupuesto (como, por ejemplo, que se haga una previsión de gasto para 8000 Ertzainas cuando hay solo 7000 en activo) hace que, a final de año, queden todavía importantes excedentes presupuestarios.

La propia incapacidad para gastar del Gobierno vasco se convierte en el mejor aliado para cuadrar las cuentas

En el caso del País Vasco, el acumulado está en torno a los 1.000 millones de Euros y sólo en el caso de Lanbide (que ejecuta las políticas activas de empleo) hay remanentes por valor de 270 millones de Euros, sobre un presupuesto, el del año 2021, de poco más de 12.400 millones de Euros. 

Es decir, la propia incapacidad para gastar del Gobierno vasco se convierte en el mejor aliado para cuadrar las cuentas y, además, genera un importante excedente que proviene, en gran medida, de la falta de ejecución de las inversiones que, en los últimos años, apenas ha superado el 50% de ejecución. 

De esta forma, la paradoja suele ser que ante una situación en la que se ha demostrado una incapacidad manifiesta, el gobierno intenta aprovechar la ocasión para sacar pecho y acaba presumiendo de que ha generado importantes ahorros. 

El lehendakari, Iñigo Urkullu, y los vicelehendakaris, Josu Erkoreka e Idoia Mendia (de d a i), durante el debate en el Parlamento Vasco de las enmiendas a la totalidad al proyecto de presupuestos para 2021. EFE/ David Aguilar

Esta historia se repite año tras año. En esta ocasión, también se ha presentado al Parlamento Vasco el presupuesto más alto (13.107 millones de Euros), son los presupuestos más sociales (claro, las competencias autonómicas son esencialmente de gasto en materia social, sobre todo educación y sanidad) y la novedad sería que son los presupuestos de la recuperación porque incluyen una subida importante en el capítulo de inversiones (hasta la cifra de 1.600 millones).

Si en años anteriores, el Gobierno vasco hay sido incapaz de ejecutar las partidas de inversiones (cuando eran un tercio de esta cantidad), por qué habríamos de creer que este año se ejecutará el 100% de una partida tres veces superior a la habitual. 

Los fondos europeos

En cuanto a los fondos europeos, el Gobierno vasco ha tomado la decisión de no incluirlos en el presupuesto, sino que ha diseñado un sistema para irlos incorporando si, efectivamente, van llegando. No obstante, en la presentación de los presupuestos por parte de los Consejeros correspondientes, sí que anunciaron en qué iban a gastar ciertas partidas provenientes de fondos europeos.

No digo que sea sencillo gestionar los fondos europeos ni que el gobierno central lo ponga fácil. Al contrario. Sin embargo, el problema es que esto complica aún más la cosa, porque no se sabe con exactitud qué proyectos serán seleccionados, cuáles se realizarán, qué cantidades llegarán, en qué condiciones o qué pasará con los remanentes en caso de que se empleen fondos europeos para financiar algún proyecto que ya esté contemplado en los presupuestos. Ni que decir tiene que esta eventualidad complica el control del parlamento sobre el gasto, en tanto que hay partidas que son imprevistas y casi imprevisibles. 

En síntesis, la presentación de los presupuestos ha sucumbido también a la teoría del relato, tan de moda hoy en día. Lo importante no es ya presentar un presupuesto ajustado a las necesidades, con un cálculo eficiente de los ingresos y unos gastos adaptados a la capacidad de ejecución, sino que la obsesión por los grandes titulares ha acabado imponiéndose.

Hemos presentado propuestas al Gobierno vasco para recuperar el presupuesto como instrumento eficiente de previsión de ingresos y gastos

Luis I. Gordillo Pérez 
Parlamentario vasco y portavoz de Economía del Grupo PP+Cs 

Desde nuestro grupo, hemos presentado una serie de propuestas al Gobierno vasco para solucionar estas cuestiones y recuperar el presupuesto como instrumento eficiente de previsión de ingresos y gastos que permita un control adecuado por parte del parlamento.

Además, hemos propuesto implementar un programa serio de inversiones que ayude a nuestras empresas a sobrevivir y ganar músculo, emplear más recursos en formación y dotar mejor algunas políticas sociales y de ayuda a las familias que consideramos críticas. Estamos ante un gobierno con mayoría absoluta que ya tiene negociados los presupuestos entre los socios de la coalición. ¿Qué creen que pasará..?