Comienza el curso
Intentaba decidir sobre qué tema redactaría el primer artículo de comienzo de curso político y, como me ha pasado otras veces, dado el alud de noticias trascendentes sólo en las dos últimas semanas, opto por relacionar entre ellos varios titulares. En cualquier caso, la sensación es la de encontrarnos en un punto de aceleración histórica totalmente indeterminada. Esta sensación crea incertidumbres pero también la esperanza de poder influir en la dirección de los vientos del cambio.
Sólo en la vertiente económica se publica que España ha gastado el mismo dinero rescatando a la banca que en el gasto sanitario de todo un año. De Guindos, el ministro que ha caído en desgracia con Sáenz de Santamaría, afirmaba en 2012 que este rescate no costaría «ni un euro a los españoles». La realidad a finales del 2016 es que la reestructuración del sector bancario ha exigido al Estado inyectar 51.303 millones en capital, de los que, hasta ahora, sólo se han recuperado 2.686 millones (un 5,23% del total) según un informe del Banco de España.
Una vez más se nos avisa que el Fondo de reserva de las pensiones se está agotando. La hucha de los pensionistas ya no da ni para pagar tres mensualidades. Por eso es difícil de comprender cómo la gerontocracia electoral de la España castellana continua apoyando masivamente al partido que los pondrá en la miseria de aquí a poco. En esta línea de despropósitos parece que un declarado anti-renovables como Alberto Nadal, discípulo de José Manuel Soria, se perfila como ministro de Industria y Energía.
También hemos empezado el curso con la dosis de corrupción correspondiente. El exgerente de Imelsa implica a la dirección del PP de Valencia en el cobro de comisiones que iban a la caja B del partido. Según él, Rita Barberá ya tendría que estar imputada como máxima responsable.
El otro caso patético ha sido el nombramiento fallido del exministro de los papeles de Panamá, Soria, por el Banco Mundial. El día siguiente de haber aparentado un acuerdo PP-Ciudadanos para la regeneración democrática, Rajoy recolocaba a un ministro dimitido en una plaza de lujo. Pero no ha sido el único caso. También se ha sabido que la adjunta al cargo de Soria es sobrina del ministro de Economía, Luis de Guindos. Según informes aparecidos en la prensa digital, Mariano Rajoy ha enchufado y hecho millonarios a 32 parientes.
Mientras tanto en Cataluña las únicas malas noticias continúan siendo las habituales vinculadas al colapso de las infraestructuras causadas por la discriminación del Estado. En el campo privado, por su parte, podemos señalar dos buenas y recientes. Las exportaciones catalanas de alta tecnología crecieron un 20% en el segundo trimestre. Y la compañía aérea Norwegian anunció el estreno en Barcelona de los vuelos de bajo coste hacia EE.UU. En rueda de prensa su consejero delegado apostó para potenciar todavía más a la capital catalana como centro de sus operaciones en el sur de Europa.
En el campo político, España continúa en fase de regresión infantil hacia el franquismo, un estado del que de hecho nunca ha salido del todo. Los politólogos europeos hablan del regreso en Europa de los nietos de los que apoyarona a Hitler, Mussolini, Pétain, Horthy o Pildudski, al observar el crecimiento de los populismos de derechas –el último de ellos a expensas de Merkel en un Estado federado del norte de Alemania. Pero es que en España siguen gobernando los abuelos franquistas –que en Europa perdieron la guerra–, los padres –que en Europa tuvieron que renegar de los abuelos, y aquí no– y los nietos, sin ninguna discontinuidad.
Por esta razón el discurso de Gabriel Rufián en el debate de investidura incomodó tanto a la Cámara como a los periodistas adscritos al régimen. El hilo rojo republicano y desacomplejado que une a Tardà y Rufián hizo vibrar, no sólo al 80% de catalanes autóctonos o de origen español con raíces republicanas, sino también a los republicanos de las Españas que se encuentran huérfanos de un discurso rupturista con el régimen continuista instaurado en la Transición.
Y para muestra del carácter neofranquista del actual régimen, cuatro botones recientes:
– TVE continúa emitiendo, con la excusa de que son historia del cine español, películas promotoras del fascismo, como la reciente Sin novedad en el Alcázar. Hecho impensable en cualquier televisión europea.
– La decisión del Ministerio del Interior de prohibir el nuevo partido PDC, porque no se ajusta a la Constitución y las leyes, creando un precedente que podría ilegalizar a todos aquellos grupos que pretendan cambiar la constitución y las leyes. Mientras tanto, la Fundación Franco y las diversas Falanges no tienen problemas por repetir nombres ni por promover el fin de la democracia.
– La intervención de la Fiscal del Estado anunciando una política de caza y captura del independentismo hasta el extremo de cuestionar la legalidad de una opinión. Estos dos últimos episodios pueden acabar en el Tribunal Internacional de Derechos Humanos.
– Finalmente, como síntoma de catalanofobia, no dejan matricular en una universidad andaluza a una alumna por haber cursado una asignatura de literatura catalana y castellana.