¿Ciudadanos o súbditos?

El consejero Turull tacha de "simples súbditos" a los que decidan abstenerse en el 1-O y eso es motivo de escándalo para los que queremos ser ciudadanos

Me escandaliza que todo un portavoz del Gobierno de la Generalitat como es el consejero del departamento de Presidencia Jordi Turull se atreva a calificar de simples súbditos a todos aquellos que decidamos abstenernos en el referéndum ilegal anunciado, aunque hasta ahora no convocado aún, para el próximo día 1 de octubre. Me escandaliza mucho que un miembro del Gobierno de la Generalitat como es Jordi Turull ose verbalizar en público lo que muchos independentistas ya llevan interiorizado desde hace mucho tiempo, en lo que sin duda es una división maniquea de la sociedad catalana. Todavía me siento más escandalizado porque este grosero y despreciable insulto a gran parte de la ciudadanía catalana no haya sido desautorizado por parte del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, ni por parte de ningún otro miembro de su gobierno.

Me escandaliza que ni Puigdemont ni nadie de su gobierno haya desautorizado a Turull

Quienes desgraciadamente nos vimos reducidos a la mera condición de súbditos durante la dictadura franquista sabemos muy bien cuál es la diferencia entre ser un simple súbdito o un ciudadano. Todos los españoles sufrimos durante muchos, demasiados años, esta inmensa diferencia.

De la lectura de los libros del gran jurista y politólogo francés Maurice Duverger -que en España tuvo entre sus principales divulgadores a algunos demócratas de posiciones ideológicas tan distantes como Manuel Jiménez de Parga o Jordi Solé Tura-, aprendimos que un ciudadano es aquella persona que es considerada y tratada como un miembro activo de un Estado, y por consiguiente titular de derechos y deberes civiles y políticos, mientras que un súbdito es aquella persona que se encuentra sometida a la autoridad de un poder al que está obligado a obedecer.

Queremos seguir siendo ciudadanos, nos negamos a ser súbditos

La ignorancia nunca puede ser un eximente, aunque sería muy grave tamaña ignorancia por parte de alguien como Jordi Turull. No solo por sus más de 50 años de edad y por su ya muy dilatada actividad política pública –más de 30 años- sino porque se trata además de un licenciado en Derecho.

Descartada, por tanto, esta posible ignorancia, las palabras del portavoz del Gobierno de la Generalitat todavía son mucho más escandalosas. Son una afrenta inadmisible a todos aquellos ciudadanos de Cataluña que, como yo mismo y como tantos y tantos otros, hemos decidido a negamos a participar con nuestro voto en un acto manifiestamente ilegal e ilegítimo como es el supuesto referéndum independentista anunciado para el próximo día 1 de octubre. Entre otras muchas razones, porque queremos seguir siendo ciudadanos. Porque nos negamos a volver a ser súbditos.

 

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